El grupo Los del Guadalquivir llevan cantando sevillanas desde hace 40 años.Nada menos que 40 años llevan Los del Guadalquivir –con sus momentos mejores y peores y con sus diversos cambios de formación– defendiendo con sus voces el ámbito de las sevillanas, cantando a Sevilla y a sus iconos, siempre con una sonrisa en los labios.Éxitos de los años 80 como Sevillanas del búcaro, Alegría de feria, Sevillanas del grillo, ¡Ay si vivieran!, Cumpleaños feliz, Sevillaneando, La señorita primavera, Torre de babel, Bodas de oro o Hay que romper la pandereta, entre muchos otros, jalonan una trayectoria que a día de hoy sigue escribiendo páginas brillantes con la formación original reunida: Ángel Sánchez, ManoloMárquez y Manolín Jurado, con quien conversamos en esta entrevista.Siempre han sido reconocidos como artífices de sevillanas cofrades. ¿Es un modo de llevarse la Semana Santa a la Feria, o la Feria a la Semana Santa?Es una manera más de ser cofrade de Sevilla, llevar ese sentimiento popular a la canción, y hacer partícipe de él a todo el mundo.Ahí está como botón de muestra uno de sus grandes éxitos, Costalero. ¿Recuerda cómo surgió?Hemos cantado a muchas hermandades, a La Paz, a San Bernardo, y hemos tenido éxito con otros temas parecidos, como No me llames capillita. Pero es cierto que Costalero ha destacado mucho, se ha hecho incluso música para banda y ya se toca por todos lados. Fue un tema de Ángel Sánchez que grabamos en el 91, aunque empezamos a cantar por primera vez hace mucho, hacia el año 78. Entonces pasó desapercibido y la discográfica que teníamos entonces, Hispavox, no acababa de verlo...También han sido siempre identificados como un grupo alegre. ¿Hay sevillanas tristes?Ahora mismo sí se puede hacer esa distinción. Nosotros respetamos lo que hacen otros compañeros, pero estamos a gusto con que nos etiqueten como el grupo cofrade y de la alegría. Eso no significa que no se puedan escribir sevillanas sobre temas de actualidad, de hecho el tema social está presente en lo que hacemos. Pero no tiene por qué ser deprimente. Cantar sobre un accidente de tráfico en el que muere la mujer, el niño llorando, el hombre que pasa y ve el zapato en la carretera... Eso no ha gustado nunca en Sevilla.De hecho, uno de sus himnos, Viva la gente, parece de esas composiciones que vendría muy bien recuperar ahora, cuando parece que al personal le hace falta algo de aliento, ¿no?Sin duda, ese tipo de mensajes es de los que hacen falta. No sé si volveremos a grabar Viva la gente, u otro que también tuvo mucha aceptación, titulado No desesperes... Lo cierto es que cuando vamos de concierto, como uno en el que estuvimos hace poco de RadiOlé, ves la cara de la gente y no hay que decir nada para saber que necesitan alegría, distraerse y evadirse de un montón de problemas que tenemos todos. Probablemente siempre los hubo, pero ahora pienso que podemos abordar la crisis desde un punto de vista diferente.A propósito de esto, en otra crisis, la de los 90, Los del Guadalquivir lo pasaron bastante mal. ¿Cómo lograron capear el temporal?Aquí toca hacer mención de nuevo de Ángel, uno de los fundadores del grupo, que fue el que en realidad continuó después de que yo me fuera de solista, y Manolo se fuera a otro grupo. Él lo mantuvo hasta nuestra reunión.¿Estuvo el proyecto alguna vez en trance de desaparición?A punto de desaparecer no, nunca, pero gracias a ese tesón de Ángel y del resto de compañeros que han formado parte de Los del Guadalquivir. Pero es verdad que pasamos años bastante difíciles. Eso sí, casi ningún año lo hemos dejado pasar sin grabar. Siempre hemos estado ahí, con nuestra gente.Cuatro décadas: se dice pronto, pero si uno lo piensa fríamente debe de dar hasta vértigo, ¿no?Nos pasan muchas cosas graciosas relacionadas con esto. Ahora nuestros fans son los hijos de los que nos seguían al principio, vienen a los conciertos y nos dicen: «Mi padre tiene todos sus primeros discos».Nos encontramos a muchos así.¿Y qué ha quedado en el camino después de tantos años?Bueno, al final tenemos mucho más de positivo que de negativo. No porque haya nada que no queramos contar a los lectores de El Correo de Andalucía, sino porque es la verdad. Nos quedamos siempre con lo bueno. Siempre quedan cosas que te hubiera gustado hacer, como un disco de rumbas y canciones que nos haría mucha ilusión, y nunca hemos podido grabar... Pero para este año hemos sacado la Misa de la Fe, que era algo que llevábamos mucho tiempo deseando.Y llegando estos días, ¿son ustedes de los que no perdonan la Feria, o lo llevan más tranquilo?Si le digo la verdad, yo soy más bien cofrade. Ahora habrá quien se sorprenda: ¡un componente de Los del Guadalquivir que es más cofrade que feriante! Y los demás igual. Bueno, ayer [por el lunes] actuamos en la Peña trianera, y ahora ya toca hacer radios y medios, que durante todo el año te dan, y ahora toca corresponder.¿Ni siquiera en plan familiar se deja caer por el Real?Cuando los hijos eran pequeños y la ilusión de verle la sonrisa montado en un cacharrito podía con todo, sí iba. Pero ahora que el niño ya es más grande que tú...¿Cómo diría que se encuentra el sector de las sevillanas, dentro del caos que vive la industria musical?No es por lanzar un mensaje de positivismo gratuito, pero creo que se está levantando. Hay que reconocer que la sevillana ha tenido horas muy bajas, estaban en un pozo y era insostenible seguir sacando 70 u 80 discos al año, pero ahora el sector está más en alza. Se tiene que recuperar, y no le vendría mal un programa como el deCanal Sur, que en vez de la copla fuera Se llama sevillanas...¿Cree que, a pesar de sonar por todo el mundo, no se ha mimado a las sevillanas como merecían?No sé, puede que haya perjudicado ese pique, entre comillas, que tenemos en Andalucía, que si Sevilla, que si Málaga, que siCádiz, que si Huelva... Entre una cosa y otra sí creo que se le ha negado un poco el pan y la sal. No voy a decir que sea lo más auténtico, pero sí de lo más auténtico y de lo más popular que pueda oírse, y hay que darle su sitio.