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"A mí Almodóvar me vuelve loca, haríamos una mezcla maravillosa"

el 07 ene 2012 / 20:21 h.

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María León acudió a San Sebastián para promocionar La voz dormida y para llevarse de recompensa el premio a la mejor actriz.

“La sensación de encorsetamiento solo se esfuma cuando entra en escena el personaje que interpreta admirablemente María León. En esos momentos esta película de fórmula logra respirar, adquiere cierta vida, te conmueve el presente y el futuro de esa mujer, te hace gracia en medio de los espantos que padece, existen los matices, la entiendes y la quieres”. Éste es el extracto de una crítica hecha a La voz dormida, donde María León (Sevilla, 1984) interpreta a Pepita. El papel, el primero en el celuloide, le valió la Concha de Plata del Festival de San Sebastián a mejor actriz. María ya tiene la fama, la misma a la que parece estar abonada la familia León. Su hermano Paco, sí el Luisma, es su “pilar”, según ella misma reconoce. Pero esta joven de ojos transparentes y de elegancia natural es consciente de que los flashes son flor de un día. Por eso, no le obsesionan ni las críticas ni los aplausos. Asegura que su meta es seguir trabajando derrochando “raza” y “luz”. Y si puede ser con Almódovar , mejor que mejor. Dicho queda Pedro.


–¿Qué ha aprendido de Pepita, el personaje de La voz dormida que le valió la Concha del Festival de San Sebastián a mejor actriz?


–Muchas cosas, y no sólo en el terreno profesional. De su mano he ido descubriendo poco a poco que las personas somos más fuertes de lo que creemos en los momentos más difíciles.


–¿Y sobre la historia que cuenta la película, qué ha aprendido?


–En la vida hay de todo, buenos y malos. En aquella época, pasaron cosas en España que no debieron ocurrir nunca. Yo tengo en mi familia a gente que me mataron [a su abuelo, que era maestro, lo fusilaron en la guerra civil, según contó en una entrevista con El País] y a gente que era militar... Cada uno sobrevivió como pudo, esa es la única verdad. Murieron todos. Perdimos todos.


–Su primer papel y el primer gran premio. Eso es llegar y topar.


–Todavía me cuesta creerlo. Ha sido una sorpresa enorme. Pero no sólo el premio, también poder hacer la película. Ha sido un regalo. ¡Un regalazo de Reyes por adelantado!


–¿Reconforta saber que las plumas más afiladas de la prensa nacional le han hecho críticas excelentes?


–No puedo quejarme. No lo crea pero me sigue sorprendiendo. He intentado en todo momento disfrutar y no dejar que nada me afectara. Todavía releo esas críticas para que no se me olvide que todo lo que aparece, de la misma forma, desaparece.


 –¿Cuál ha sido la crítica que más le ha emocionado?


–Quizás aquellas que incidían en que hago las cosas con raza y mucha luz. Es un orgullo escuchar algo así.


 –¿Qué ha aprendido de su televisivo hermano Paco León?


–Paco es mi pilar. De él aprendo todos los días. Me enseña a ser persona, e intento quedarme con la copla de todo lo que él hace.


 –¿Cree que el papel de Pepita y los premios que ha recibido servirán para romper esa imagen de ‘hermana de...’?


–Siempre digo lo mismo: voy a ser la hermana de Paco León hasta que me muera. Es verdad que ahora se me conoce más. Hay gente que no tenía ni idea de que yo era su hermana. Dentro de la profesión, los premios han servido para que mi trabajo sea reconocido.


–¿Teme ahora pifiarla a la hora de escoger su próximo papel para la gran pantalla?


–Ya tengo claro que como Pepita no me va a llegar nada. Ha sido un regalo, un bombón de papel. Miedo no tengo, quizás sí responsabilidad. Todo lo afronto con valentía. Y ojalá pueda volver a trabajar con Benito [Zambrano, el director de La voz dormida].


–¿Tiene algún proyecto ya en cartera?


–Me gustaría, pero, mientras, voy aprendiendo. El camino es largo. Lo más importante es que venga trabajo, que me sorprendan. Ahora está a punto de estrenarse en Antena 3 una nueva serie, Con el culo al aire.


–¿Y le gustaría trabajar con Almodóvar?


–A mí Almodóvar es que me vuelve loca. Me sé de memoria los diálogos de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Me gusta su estilo y creo que podríamos hacer una mezcla maravillosa. ¡Ojalá quiera verme! Aunque no es el único director con el que me gustaría trabajar. Hay tantos...


–¿Le ve futuro a su profesión?


–A mí no me gusta hablar de crisis. Prefiero decir que estamos pasando una racha un poco mala. De todas formas, nunca ha sido fácil esta profesión. Pero siempre me digo, ¿cómo no vamos a ser capaces de salir para adelante? No nos pongamos pesimistas. Hay que levantarse todos los días con ganas de tirar para adelante.


–Hace unos días las redes sociales echaban humo porque en un vídeo denunciaban que cientos de periodistas tenían que buscarse la vida como camareros. ¿Ocurre algo similar en su profesión?


–Yo he tenido mucha suerte, pero hay muchos compañeros que no tienen oportunidades. Pero nadie pierde las ganas. El que es actor y tiene que poner copas seguirá actuando aunque sea en el salón de su casa.


–Su carrera ha sido fulgurante, con premios de máximo nivel en su primera incursión en el cine. ¿Es consciente de que la fama como llega se va?


–Lo tengo en cuenta siempre. Todo cambia. Estamos arriba, y al momento siguiente, abajo. Yo nunca he sido conocida y lo que tengo claro es que, sea más o menos famosa, no voy a dejar de trabajar nunca. Me lo paso muy bien contando historias, y si es en la pantalla, en la gran pantalla, mejor.


–¿Cuál es el medio en el que se siente más cómoda, el que más le apasiona?


–El teatro. Es lo más auténtico. Aquí es donde empieza y donde termina la carrera de un actor. La televisión es más falsa.


–¿Qué le pide al nuevo año? Además de trabajo, claro.


–Pues... vivir muchos años. Vamos, salud para seguir.


–¿Echa de menos Sevilla cuando está fuera?


–Siempre. La echo de menos por su sol, por la gente y por la familia, claro. Sevilla me gusta ahora de vacaciones, que es cuando tengo un poco de tiempo para escaparme.

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