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¡A por el primer número!

Inundan los quioscos cada mes de septiembre. Los coleccionables no faltan a la cita postvacacional. Los hay que insisten -el cuerpo humano, el curso de inglés- pero también se llevará sorpresas. Huya de ellos o entusiásmese. Usted elige.

el 16 sep 2009 / 08:00 h.

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Hay muchas maneras de sobrellevar la depresión postvacacional. Puede apuntarse al gimnasio, invertir en bonos de baños árabes, planear su próximo viaje o... adentrarse en el amplio mundo de los coleccionables. La avalancha no se ha hecho esperar y un vistazo a su quiosco más cercano le servirá para descubrir las mil y una ofertas que le aguardan en unos inmensos cartones con precios de ganga. Los hay para todos los gustos, incluso también para salir corriendo.

Son muchos lo que piensan que éstos clásicos del septiembre son buenos para sobrellevar la rutina del otoño. Y otros ven en ellos un vehículo ideal para que los pequeños se inicien en la lectura. Para debutantes o avezados, lo cierto es que cada persona tiene, al menos una vez en la vida, un coleccionable asignado. Es casi como el horóscopo. Todos vamos ligados a uno, queramos o no. La cuestión es asumirlo cuanto antes. Si el suyo todavía no ha llegado a sus manos, intérnese en la marea de papel, quien sabe... lo mismo el coleccionable de la casita de muñecas, los dvd de La casa de la pradera o las reproducciones de Mariquilla Pérez albergan un generoso y por fascículos hueco en su corazón.

A pie de quiosco las impresiones son dispares. "Están muy bien porque difunden la cultura, la gente que no lea igual se engancha a través de coleccionables", dice Manuel Carmona, un veterano seguidor de estas entregas. Pero para la mayoría son simplemente una manera constructiva de entretenerse: "No es una cosa que me impacte pero me entretiene. El de Construye el Titanic es el que me ha llamado la atención en la tele, y por un euro a la semana tengo la diversión asegurada", asegura Lola Navarro, quien todavía alberga dudas de si en el último número vendrá un Leonardo DiCaprio recortable.

El mercado de los coleccionables trae todos los años novedades, como lo son este mes de septiembre Grandes Sagas, Star Wars o el consagrado a la encantadora y menuda gatita Hello Kitty que son los que "más aceptación" se cree que van a tener entre los aficionados, según vaticina Rocío Mejías, quiosquera del centro acostumbrada al trajín de estos productos.

Claro que, no podía ser de otra forma, los clásicos nunca mueren. Y en esto de las colecciones el dicho no iba a dejar de cumplirse. Los instrumentos musicales en miniatura, los documentales para aprender a bailar, el sempiterno cursillo de inglés de la BBC y los ya históricos capítulos de El cuerpo humano continúan teniendo demanda. "Ninguno sirve para nada, sólo para pasarles el plumero y limpiarlos de polvo", sentenciaba ayer una vecina mientras que en las oficinas centrales de Planeta Agostini se sufría un calambre ante semejante declaración.

"Lo que sucede -añadió un vendedor para suavizar- es que la gente compra con mucho ímpetu la primera y la segunda entrega y del resto se olvidan". A otros seguidores, más que los índices de venta, les interesa el cariz de fetiche que adquieren algunos objetos que sirven para "recordar la infancia": "Estos coleccionables son una réplica similar de los de antes", afirma Salvador, otro comprador. "Yo desde chica he tenido los Cuentos de Calleja, con los que aprendí a leer", asegura por otra parte una lectora llamada María de Gracia.

La crisis económica se ha hecho sentir también aquí, donde la cantidad ha bajado considerablemente: "El año pasado teníamos 70 coleccionables nuevos, en cambio este año han salido unos 25 solamente", agregaba ayer otro esforzado vendedor.

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