La libertad, dice el corto brasileño La Isla de las Flores, es algo que todo el mundo entiende pero que nadie puede explicar. Entendemos su significado, lo que no vacuna frente a las confusiones. De esta manera, no es lo mismo la libertad que la liberación ni, mucho menos, liberalización. Liberar es hacer libre a alguien, mientras que liberalizar es hacerle liberal.
Está caliente aún la publicación del informe del Banco Interamericano de Desarrollo, donde se observa que las exportaciones a Estados Unidos han sido peores en los países que, precisamente, han suscrito el Tratado de Libre Comercio con el gigante norteamericano. Pero la noticia reciente más simpática al respecto ha sido una promesa electoral de Mariano Rajoy: el líder del Partido Popular afirma que si gana las elecciones generales "liberalizará el suelo" como la mejor medida para evitar el encarecimiento de la vivienda. El sector inmobiliario se frotará las manos con estas declaraciones.
Pero la familia que sólo puede soñar con una vivienda debería escuchar esas palabras del mismo modo que el marinero oye al capitán gritando que se abra más el agujero por donde entra el agua, precisamente para evitar que el barco se hunda.
