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Aguirre asfixia a Rajoy

La presidenta de Madrid pide la cabeza de Manuel Cobo mientras el PP nacional busca una salida a la crisis por la elección del presidente de Caja Madrid. 

el 27 oct 2009 / 19:50 h.

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Esperanza Aguirre habló ayer ante la prensa tras la polémica de Cobo.

El PP estuvo ayer de resaca. La entrevista de Manuel Cobo para El País no dejó a nadie indiferente y los protagonistas de la historia reaccionaron como se esperaba: el presidente del PP, Mariano Rajoy, guardó silencio. La presidenta de la Comunidad de Madrid habló. Esperanza Aguirre "espera" que Rajoy "calibre y valore la importancia de las injurias" que el vicealcalde madrileño vertió contra ella y "contra el principal gobierno" de su partido en España.

La Cadena SER aseguraba anoche en su página web que Rajoy y Aguirre habrían llegado a un preacuerdo para que el ex director del FMI asuma la presidencia de la Caja. El hombre de Aguirre, Ignacio González, entraría como responsable de la corporación industrial y, a cambio, el PP nacional sancionaría a Cobo. Pero un rato más tarde Aguirre dijo las agencias de noticias que era radicalmente falso que hubiera llegado a tal acuerdo con Rajoy.

Para hacer la situación aún más confusa, fuentes populares anónimas decían poco después que la dirección nacional del PP y la presidenta madrileña siguen sin acordar el nombre del nuevo presidente de Caja Madrid por las exigencias de ésta de sancionar a Cobo y de negociar algún puesto de relevancia para González. Rajoy -sostenían las fuentes- no está dispuesto a entrar en ninguna negociación que conlleve dar un cargo al número dos del Gobierno madrileño.

En cualquier caso, la lideresa del PP se quejó de que ni siquiera el PSOE la hubiera hecho merecedora de las palabras que le dedicó Manuel Cobo el lunes. Palabras con las que, según ella, el vicealcalde le hizo la campaña a los socialistas. Además, la presidenta regional aseguró que Rato "no necesita de un personaje como Cobo para valorar sus virtudes".

Los alcaldes la apoyan. Aguirre fue ayer la más clara, pero también el resto de dirigentes del PP se posicionó. Por un lado, el PP madrileño cerró filas: la vicesecretaria general del PP de Madrid, Gádor Ongil, calificó de "injuriosas" e "intolerables" las acusaciones de Cobo. Mientras tanto, el alcalde de Alcalá de Henares, Bartolomé González, promovió entre los alcaldes del PP en la Comunidad un manifiesto de apoyo a la presidenta y al cierre de esta edición 73 municipios se habían adherido a él.

Pero desde Génova -sede del PP nacional- el viento soplaba en la dirección contraria. La portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, se limitó a defender la "prudencia" con la que, según dijo, Rajoy está afrontando la polémica y a pedir a los dirigentes populares que trabajen por un proyecto común. Emulando a su líder, guardó silencio sobre todo lo demás aunque respondió con un rotundo "no" a la pregunta sobre si todo este asunto puede desbancar al líder.

Por su parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal -que el lunes reprendió a Cobo pero no tomó medidas disciplinarias- aseguró que la decisión sobre las declaraciones del vicealcalde "no tiene por qué ser cuestión de horas". Una reacción que, una vez más, evidencia las diferencias entre el PP nacional y el regional, pues los populares madrileños pidieron resolver de forma "urgente" sobre Cobo. Así las cosas, no pasa desapercibido para nadie -ni para el PP- que lo que está aconteciendo obedece a una guerra de poder, una tesis que defendió ayer el presidente del PP vasco. Antonio Basagoiti pidió zanjar la crisis o los ciudadanos terminarán "hartos" del PP.

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