Local

Alberto, Ascen: ¡qué monstruosidad!

Diez años ya. El tiempo actúa como un cristal de aumento sobre el asesinato de Alberto Jiménez-Becerril Barrio y Ascensión García Ortiz. Conforme pasan los años la monstruosidad se agranda y seguimos sin resignarnos a la evidencia de que esta pareja feliz no esté entre nosotros desde hace dos lustros.

el 14 sep 2009 / 23:22 h.

Diez años ya. El tiempo actúa como un cristal de aumento sobre el asesinato de Alberto Jiménez-Becerril Barrio y Ascensión García Ortiz. Conforme pasan los años la monstruosidad se agranda y seguimos sin resignarnos a la evidencia de que esta pareja feliz no esté entre nosotros desde hace dos lustros. Dios confunda a los criminales que segaron sus vidas en plena juventud.

La memoria nos lleva incluso más atrás, a los años de plomo cuando era raro el día que no había un asesinato o varios, que era lo que de verdad complacía a esa gentuza sin entrañas. Aquella época debemos tenerla muy presente hoy que -toquemos madera- parecen haber enmudecido las pistolas y el Gobierno, no sé si por la proximidad de las elecciones, ha dejado de andarse con contemplaciones y actúa eficazmente en un doble frente: el policial, deteniendo a los miembros de la banda (ayer mismo en Hendaya a Ainoa Adín) y el judicial, ayer también instando la Fiscalía ante el Tribunal Supremo la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV) y preparando la de su prima hermana ANV, ambas tapaderas de Batasuna. El Estado de Derecho se dignifica y honra la memoria de cuantos han caído bajo las balas o la connivencia del entramado etarra.

No hay mejor homenaje a las víctimas del terrorismo que la actuación ejemplar de la Justicia, lo que a los seres civilizados nos garantiza el imperio de la ley por encima de cualquier humano sentimiento de venganza y pese a la insoportable repugnancia que siempre ha provocado en todo bien nacido el tener que soportar los brindis de los asesinos cada vez que caía uno de los nuestros. No se olvide: De Juana Chaos levantó su copa cuando supo del doble asesinato de la calle Don Remondo. Maldito sea.

Y no hay manera mejor de honrar la memoria de Alberto y Ascensión que la unidad de todos los que los quisimos en vida. De ahí que la sombra de división que puede revolotear hoy sobre el homenaje no sea lo más indicado. Después de la misa en la catedral se celebrará la tradicional ofrenda floral de la calle Don Remondo, y por otra parte la familia ha convocado una reunión en un hotel y una visita nocturna al lugar donde fueron asesinados. ¿No habría manera de unificar tanto acto en uno solo? Conocí bien a Alberto. Era un hombre dialogante y proclive siempre al consenso. El ex presidente Rodríguez de la Borbolla lo ha recordado estos días. Estoy seguro que a Alberto no le gustaría esta falta de acuerdo en torno a su memoria. Ni a Ascen, que era un ángel.

Quienes no pertenecemos a ningún partido político, ni mucho menos somos partidarios de banderías, hemos de lamentar que este 30 de enero tengamos que asistir a uno u otro acto, a los dos, o a los tres, a la vez, cuando lo que nos pide el respeto a la memoria del matrimonio amigo, incluso el sentido común, es ir a un solo homenaje de todos con todos. Como una piña contra el terrorismo y contra la monstruosidad que hoy vemos dimensionada a través del cristal de aumento del tiempo transcurrido.

Francisco Giménez-Alemán es periodista

  • 1