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Alergias

Ya están aquí esas compañeras fieles que, a veces durante años, te anuncian el cambio de estaciones antes incluso de que se produzca. Son las alergias que con un alarde de estornudos, picores, llantos, asfixias, toses o dolores de huesos se han colado en nuestro paisaje humano...

el 16 sep 2009 / 00:02 h.

Ya están aquí esas compañeras fieles que, a veces durante años, te anuncian el cambio de estaciones antes incluso de que se produzca. Son las alergias que con un alarde de estornudos, picores, llantos, asfixias, toses o dolores de huesos se han colado en nuestro paisaje humano. Muchos, aunque no lo sepan, las descubrirán esta primavera, que se presenta especialmente generosa en la materia.

Los veteranos acudimos ya a nuestra montaña de medicamentos preventivos o paliativos confiando en que la estación sea corta y el verano largo. Y lo cuento porque estos días tendrán entre ustedes a gente más aletargada o más irritable, de hecho, puede que haya algún imprudente, mal medicado, al volante que les dé un susto. Pues ya saben a que se debe y cuando oigan que los niveles de pólenes y otras gracias están altísimos, tómenlo como un dato de interés general.

Aunque usted sea de los que aún no tiene alergias, especie en extinción, de una forma u otra las va a padecer. Lo mejor es que los afectados por la plaga seamos previsores y que los demás sean respetuosos y no vean como algo gracioso un ataque de veinte estornudos seguidos.

Lo asombroso y gratificante es que, a pesar de que el fenómeno sea tan desesperante, casi epidémico, nuestra sociedad lo viva con normalidad y es gracias a que el sistema funciona.

La salud es un derecho común y es un privilegio vivir en una tierra donde el acceso a ella es un valor universal. Y tan importante es mejorar la calidad de vida de los alérgicos, como que nuestra medicina haya hecho el milagro de que, retocando un gen, el cordón umbilical de un bebé le salve la vida a su hermano. Con ello estamos mejor que los países más pobres, pero también que otros mucho más ricos.

En EEUU, el presidente Obama quiere para los suyos cosas así, por eso ha quitado la prohibición de investigar con células madre, en lo que Andalucía es pionera, y ha tomado medidas para vigilar los alimentos que intoxican sistemáticamente a muchos de sus desprotegidos conciudadanos. La ética y prioridades del poder importan y marcan diferencias.

Periodista

opinion@correoandalucia.es

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