Cultura

Bolivia pinta Los Remedios

El carnaval más antiguo del mundo provocó este sábado un estallido de colores nunca vistos que se acompasaron con llamativas danzas y sones. Un regalo cultural, valorado por la Unesco, que eclosionó en una fiesta en el Parque de los Príncipes.

el 15 mar 2014 / 20:01 h.

Carnaval boliviano este sábado en Los Remedios. / Pepo Herrera Carnaval boliviano este sábado en Los Remedios. / Pepo Herrera (FOTOGALERÍA. Carnaval boliviano por Los Remedios)

Oviedo-Sevilla. 776 kilómetros salvados incómodamente en autobús y teniendo como único equipaje un traje que pesa cinco kilos. El objetivo de Lucia Nancú, como el del resto de sus compañeros:participar en el carnaval boliviano que este sábado sorprendió en Los Remedios con una explosión de color y ritmos desconocidos. Un pequeño acontecimiento cultural que para sus organizadores supuso un gran salto cualitativo: de la destartalada Avenida de San Lázaro en años anteriores, a uno de los barrios con mayor solera de Sevilla.

«Hablar de inmigración es casi siempre poner sobre la mesa problemas: primero los de las personas en sus lugares de origen, luego en sus destinos, pero si hay algo que los americanos que viven entre nosotros pueden ofrecernos para que apreciemos su infinita riqueza cultural es la música y el baile», asegura Javier Madero, profesor de Historia de América en la Universidad de Málaga. Opinión que coincide con la de la coordinadora del evento vivido, Reina Rojas. «No se conoce nuestra música ni nuestro carnaval, y esta es una modesta forma de dar a Sevilla y a España las gracias por habernos acogido», opinaba días atrás en medio del ilusionado fragor de los preparativos.

«Estamos orgullosos de ser bolivianos, pero también de vivir donde vivimos», dice Rojas, llegada de la populosa ciudad de Cochabamba hace ya 10 años, y organizadora de un carnaval que este sábado congregó a alrededor de 700 bailarines de Bolivia, pero también deEcuador, Perú y Colombia venidos de todos los puntos de España. «Para el próximo año traeremos a músicos, así será más completo y los sevillanos podrán apreciar la enorme dimensión de esta fiesta», detalla con contagioso entusiasmo.

Diabladas, cuecas, morenadas, kullawadas, caporales y taquiraris son algunas de las múltiples danzas que pudieron verse en un pasacalles que concluyó en el Parque de los Príncipes. Catalogado por la Unesco el carnaval de Oruro (Bolivia) como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, lo de menos casi resultan las distinciones, lo de más, el fervor con el que se preparó un evento que cada año adquiere un mayor protagonismo, algo que subraya el carácter integrador que lo anima.

Carnaval boliviano este sábado en Los Remedios. / Pepo Herrera Carnaval boliviano este sábado en Los Remedios. Representación de Colombia. / Pepo Herrera

Acompañando el carnaval con la agrupación Cocanis, Elva, días atrás, se afanaba en dar todas las puntadas posibles a su traje para tenerlo a punto. Estar horas bailando morenadas [una danza del altiplano boliviano donde los bailarines se disfrazan como morenos enmascarados con rasgos exagerados] es una forma de «olvidar». El hindú Ustad Munir Khan, uno de los grandes virtuosos de la tabla india, decía que «la música y el baile son expresiones catárticas, formas de sacudirse la energía negativa y cargarse de positividad». Elva, ecuatoriana, está muy alejada de la sensibilidad de los músicos de Bombay, pero a su manera busca lo mismo:«Olvidar, olvidar aunque sea sólo por un rato, porque mi misión en la tierra es ayudar a mi padre enfermo [a miles de kilómetros de distancia] y cuidar de mis tres hijos». Pero hay quien también optó por vivir el carnaval como un emocionado memorial. Pedro Garjón, de 75 años, reside en Canarias y este sábado llegó solo a Sevilla. Fotógrafo de agencia durante más de 30 años, en un viaje a Vallegrande (en Bolivia) conoció a Marina, su mujer durante más de 20 años, fallecida el pasado mes de enero, y apasionada de las comparsas del carnaval de Oruro. Devota de la Virgen Candelaria de aquella localidad, este sábado Pedro, además de retratar con su cámara el carnaval también tenía la misión de depositar unas flores en San Nicolás, ante otra Candelaria, la sevillana.

En medio del estallido de color que supuso en Los Remedios la parada del carnaval, uno de los mayores protagonistas de toda la fiesta resultó ser la majestuosa danza de la Diablada, en la que la cultura india y la derivada de la conquista se entrecruzan poniendo en juego al dios de las montañas y al diablo de la liturgia católica. «Una baile que ha influenciado a modistos como Oviedo Siacara, escenógrafos de la talla de Robert Wilson y hasta al compositor académico Mario Davidovsky», según el especialista Javier Madero y que, como quien no quiere la cosa, pudo disfrutarse en la otra orilla sevillana.

En la conclusión, y ya en el Parque de los Príncipes, la fiesta se tornó en un concentrado espectáculo en el que cada conjunto ofreció lo mejor de su repertorio ante un auditorio en el que se entremezclaron, con naturalidad, espectadores de uno y otro lado del mundo. «Ojalá sirva para llevarnos todavía mejor, para entendernos más los unos a los otros, para hacer Sevilla aún más bella que lo que es, y si encima logramos que gente de aquí vaya a nuestros países a disfrutar de los tesoros naturales que les mostraremos, pues entonces todo este esfuerzo desinteresado habrá valido la pena», concluye Reina, una de las responsables de un evento que se afianza año tras año. Allá espera la Pachamama o Madre Tierra con toda su fuerza creadora. «La Tierra también tiene derechos, no sólo los seres humanos», defiende el presidente de Bolivia, Evo Morales. Una bella lección esa que tal vez, para el primer mundo, llegue algo tarde.

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