Hemos de sentirnos reconfortados por las palabras del director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Mohamed al Baradei. El Premio Nobel de la Paz ha reconocido, durante unas jornadas celebradas en Sevilla, las carencias que tiene nuestro país en materia de residuos nucleares pero, al mismo tiempo, ha alabado la solución adoptada para los de nivel medio y bajo con el cementerio de El Cabril (Córdoba). Destacó que son muy modernas aunque insistió en la necesidad de establecer una salida para los restos procedentes de las centrales nucleares. Además, para mayor satisfacción de todos, ha sido la propia presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear español, Carmen Martínez Ten, la que en ese mismo foro tuvo el detalle de destacar, igualmente, "la gran generosidad" de los andaluces al acoger dicho almacén en plena serranía cordobesa. En cuanto a los de alto nivel, la solución esta aún por llegar. Aunque hay un compromiso de la actual administración pública de establecer un lugar para depositarlos, lo cierto es que, hasta ahora, dicho material se acumula en las propias centrales a la espera de que se resuelva este complejo asunto.
el problema está en los residuos de alta densidad
Así que, puesto que cobra vigor en estos días el debate sobre el destino final de dichos residuos, conviene tener muy en cuenta estas palabras de elogio hacia el papel que ha jugado Andalucía en este capítulo albergando en su territorio un sistema de almacenamiento que nadie quiere para sí. Y es especialmente necesario que sea en estos momentos cuando quede bien claro en el resto del Estado cuál es nuestra contribución al respecto. Y lo es más ahora, si cabe, cuando cobra intensidad la discusión política y social para determinar dónde ubicar el centro que ha de recibir los residuos de alta intensidad procedentes de las centrales. En este sentido, hay que pensar que aquí debemos estar tranquilos. No hay razones para creer que nos pueda tocar a nosotros el dudoso honor de dar cabida también a tan indeseado depósito. Andalucía ya ha pagado su cuota con creces de modo que han de ser otros los que asuman esa responsabilidad.
Servidumbre en busca de compensaciones
Debe, por tanto, tenerse muy en cuenta esta aportación para evitar tentaciones. Pero, además, para establecer las correspondientes compensaciones a que hubiera a lugar. No estaría de más que se explicara con detalle a la ciudadanía qué ventajas, qué retornos se obtienen, si es que los hay, en la zona con la existencia de El Cabril. Alguna ventaja habrá. Se nos ocurre que la más inmediata puede ser que con su existencia podemos dar ya por totalmente descartada la posible ubicación de ese proyectado gran almacén para residuos de alta intensidad en Andalucía. Que sean otros los que asuman esta difícil papeleta es lo lógico. Nuestra tierra ya ha pagado con creces. Lo que hace falta es que reciba en razón a lo que entrega. Aquí es donde, tal vez, haya mucho que hacer aún.
