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Ángel Gabilondo: "El pacto no puede recoger ideas amparadas en estados de ánimo"

En tres días se celebrará la última conferencia sectorial de Educación en el que las 17 comunidades tendrán que decidir si firman o no el Pacto de Estado por la Educación. El ministro de Educación mantiene que es el camino más corto para estabilizar el sistema, pero admite que la estrategia política puede impedir el acuerdo.

el 18 mar 2010 / 20:58 h.

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El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ante la Giralda.

-¿No habría sido más fácil promover pactos de Educación a nivel autonómico antes de buscar el consenso de Estado?

-No, porque no estamos poniendo en cuestión las competencias de cada comunidad. No queremos que el pacto de Estado se sobreponga o se imponga sobre las competencias de Andalucía o de cualquier otra región. No son caminos que disfluyen.

-Su ministerio apenas tiene competencias. ¿Cuál va a ser su relación con las regiones para vertebrar el sistema educativo y evitar que haya 17 distintos?

-No uso la palabra vertebrar. Hablo de dar cohesión, coherencia, equilibrio al sistema. Mi papel consiste en buscar lo que las comunidades tienen en común y coordinarlo, en vez de subrayar una y otra vez las diferencias. Éste es el país que más subraya las diferencias. Lo que estamos buscando es ver qué cosas podemos impulsar juntos, y yo propongo el pacto, porque es el camino más corto, sostenible social y políticamente, que da más cohesión territorial y comparte mejor las competencias. Además creo que para eso está un ministerio.


-La idea de abrir dos vías en 4o de ESO, una de FP y otra para Bachillerato, ¿es puntual o flexibilizarán todos los cursos?
-La elección que hace un chico con 15 o 16 años no debe ser irreversible. Hay que ver que el chico pueda ir reorientando su carrera. Nosotros, vinculándolo a la idea de flexibilidad, proponemos en el pacto que pueda haber dos opciones, pero repito, que no sean irreversibles para la vida de nadie. La opcionalidad tiene que ir unida a la flexibilidad. La rigidez actual del sistema es, a mi juicio, una de las razones de que haya tanto abandono y fracaso escolar. Si uno hace FP debe poder llegar desde ahí a la Universidad y viceversa. Y que al final el título que obtenga al hacer una opción u otra sea similar o equivalente. Un título de FP debe pesar lo mismo que uno universitario.


-¿No le preocupa que el profesor pueda preseleccionar a sus alumnos por su nivel para mandarles a FP o Bachillerato?
-Hombre, esperemos que no. Mientras uno es mayor de edad espero que no le moleste que le orienten en sus estudios. Es más, uno de los problemas del sistema educativo es que no hay tutorización. No hay una proximidad ni un conocimiento muy directo de cada alumno para que se le vayan proponiendo cuáles son sus mejores posibilidades. Hay que confiar en que el profesor orienta, no clasifica. En todo caso, el que vaya o no a Bachiller tras la ESO sería el mismo problema, al final alguien tiene que optar. Lo lógico es que un chico de 16 años a la hora de decidir se asesore por sus profesores, por su familia y por su propia voluntad.


-¿Por qué las comunidades han entendido que se trata de itinerarios que separan a los alumnos según su nivel?
-No, no. Unos han hablado de itinerarios y otros no. Otros lo han entendido perfectamente bien.


-Andalucía lo ha comparado con los itinerarios.
-Yo la opinión del Gobierno andaluz la respeto, pero no son itinerarios. Los itinerarios en la Ley de Educación del PP (LOCE) eran otra cosa, en un contexto distinto, y subrayo que ahora hay una gran novedad, que es la idea de flexibilidad. No es lo mismo ponerle a uno en un camino inexorable que en un camino abierto con distintas posibilidades. Creo que eso desdramatiza la decisión del alumno. Y desde luego no clasifica a las personas para siempre en un camino definitivo.


-Entonces, ¿cree que todas las comunidades que criticaron la medida no la han entendido?
-Que lo hayan entendido no quiere decir que no valoremos sus diferencias, pero en la última conferencia sectorial fue un asunto sobre el que hubo asentimiento. Eso no quiere decir que no hubiera debate o que incluso no plantearan las razones que usted está planteando. No crea que sobre esto no hay un gran apoyo social, en la comunidad educativa, en los sindicatos...


-Da la impresión de que dentro del ámbito educativo el pacto ha despertado más consenso que en el arco político.
-Bueno, en la conferencia sectorial no es ésa la percepción que tengo. Lo que pasa es que hay comunidades que previenen y, con razón, dicen cuidado que esto puede tener sus problemas. Precauciones con el pacto tienen todas, miedo ninguna.


-¿Le sorprendió que el pacto proponga hacer evaluaciones censales de la escuela y que al público le llegue que van a recuperar la reválida?
-Ya, pero no, no. Estas evaluaciones son para mejorar, no para controlar. Tienen un valor de diagnóstico y de análisis de la situación educativa. Además todo este debate está lleno de prejuicios y estereotipos sobre que si en este lugar se sabe mejor el castellano que en otro, bueno, eso lo vamos a ver. La evaluación no tendrá efectos académicos, su objetivo no es seleccionar o segregar alumnos. Pero lo que no se evalúa se devalúa. Y si no se analiza, es difícil proponer soluciones acertadas. Por eso acabamos tomando medidas más amparadas en estados de ánimo o de opinión o de ocurrencia que de análisis de la escuela, y el pacto no puede recoger este tipo de medidas.


-¿No cree que ha fallado algo en la comunicación al trasladar en qué consiste el pacto?
-¿A qué se refiere?

-Cada vez que terminaban una reunión, el PP salía con tres ideas claras: cambiar EpC, libertad de elección de centros, defender el castellano... Era un discurso en bloque. Pero las regiones del PSOE no parecen tener claro qué busca el pacto.
-El PSOE sabe muy bien de qué va el pacto, lo que pasa es que es muy distinto cuando se esgrimen las diferencias que cuando se señala lo común. Los partidos hacen prevaler sus diferencias y es lógico, porque aún estamos en fase de negociación. No hay tendencia política a hablar de lo que ya hemos logrado poner en común en el pacto, que es mucho. La hay para decir qué nos falta por consensuar. No he visto voces en el PSOE y sus regiones ningún despiste sobre el pacto.


-Durante la negociación, ¿se ha sentido respaldado por el partido con el que gobierna?
-Yo gobierno para el país, no para un partido. Otra cosa es que el apoyo del PSOE es determinante y yo me siento muy apoyado por el PSOE, lo cual no significa que no haya debate y aportaciones que mejoren los textos.


-Desde fuera no se percibe esa unidad política, por eso se lo pregunto.

-Pero el mundo de la política tiene un punto de escenificación de la diferencia. Es improbable que tras una reunión donde ha habido distintos partidos políticos, todos salgan subrayando lo que tenemos en común. En este momento, no pido ninguna adhesión inquebrantable. Para mí ayudar es también criticar, decir qué cosas son mejorables. Eso ayuda muchísimo. Llegará el momento de la verdad en que se vea quién está dispuesto a apoyar un texto sobre asuntos educativos. Entonces los partidos serán responsables ante los ciudadanos de su decisión.


-¿Sabe que el pacto educativo andaluz perdió el apoyo del PP después de haber consensuado el 80% del contenido?

-Lo sé. Bueno, la estrategia política también es importante. Si al final los partidos por razones que sean, legítimas, estratégicas, de intereses que representan, no desean firmar, estoy preparado.


-Si no hay pacto, ¿mantendrán los cambios en la LOE?

-No me gusta esa hipótesis, pero le acepto el reto. Si eso ocurriera, se mantendrán los objetivos del pacto y buscaré los medios para ponerlos en marcha. Tardaremos más, llegaremos menos lejos sin el pacto y el sistema tendrá menos estabilidad. El texto que tenemos ahora obligaría a modificar 21 artículos de la LOE, y hay voluntad del Gobierno para hacerlo.


-Andalucía recela de la libertad de elección de centros del pacto porque choca con la equidad de sus escuelas...

-En el pacto se habla de libertad de enseñanza, que es un derecho constitucional. Eso le parece bien a Andalucía y al resto.


-Hay quien entiende que introduce el derecho a estudiar en la concertada, algo que el PP pide que se garantice por ley.

-Cada grupo político lo lee de una manera, unos lo vinculan más a la libertad de elección de centros y otros incluso al cheque escolar. A mi juicio, la libertad de enseñanza tiene más que ver con la libertad ideológica, de pensamiento y de cátedra. Desde luego si hablamos de libertad de elección de centros, éste es un punto donde tenemos diferencias y polémica con el PP. Yo sería más partidario de hablar de lo que significa la enseñanza concertada y aclarar a qué compromete un concierto. Estamos trabajando en un decreto para dejar claro cuáles son los derechos y obligaciones de la enseñanza concertada. Pero sí digo una cosa: todo aquel que atiende a la diversidad, a la discapacidad, a la inmigración y a las necesidades educativas especiales tiene que tener nuestro apoyo. Por eso creo que hay que respaldar a la escuela pública que está atendiendo en gran parte a esas necesidades.

-¿Cómo lograrán un reparto equilibrado de ese alumnado entre pública y concertada?

-Buscamos una fórmula. El problema es que la colocación de los centros determina la elección de los estudiantes. Si un colegio está en un barrio con más inmigrantes, es lógico que vayan más allí. Es necesario un acuerdo para buscar ese equilibrio, una distribución con criterios similares y que esto tenga repercusión y el apoyo económico que necesite. Soy partidario de que quien atienda más necesidades educativas específicas reciba más dinero y apoyo del Estado.

-¿Es posible aprobar el Estatuto docente este mandato?
-Espero que sí. En lo que depende de mí suelo ser realista y decidido. Pero hay otros aspectos, como el económico

-Como la edad de jubilación.
-La edad de jubilación afecta directamente al Estatuto docente. Y es razonable pensar que aunque dentro del Pacto de Toledo se va a hablar del tema, haya colectivos específicos que tengan una edad de jubilación distinta. Que para los profesores que estén con niños pequeños se mantenga la jubilación en los 60 años.


-Andalucía ha planteado reintroducir los uniformes en la escuela pública. ¿Qué opina?
-Veo bienintencionada la propuesta, pero a mí no me gustan los uniformes. Creo que hay causas políticas de más alcance que la pura indumentaria para lograr que haya igualación, nivelación y equidad social.

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