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¡Angelitos!

El arzobispo le pide que coja hoy a los chiquillos, la pandereta y el Niño Jesús y vaya a la Catedral, que hay un fiestón.

el 20 dic 2010 / 06:25 h.

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Fiestón, pero en el sentido más eclesiástico del término, nada de DJ Mitra + jam session de gregoriano, que en esta ciudad todo hay que aclararlo (lo mismo resulta que la palabra Híspalis viene de tiquismiquis). Quien sea de la opinión de que en una fiesta se lo pasa uno mejor si no hay monjas es que no ha estado nunca en lo de esta tarde en la Catedral, que es una delicia por varias razones: la primera, que con la excusa de bendecir las figuritas del Niño Jesús de los belenes de la gente, aquello se convierte en la guardería más grande de la Cristiandad. ¿Qué tiene eso de bueno?, se preguntará alguna oveja descarriada. Pues tiene de bueno que la Navidad es precisamente eso, un montón de niños ora encantadores, ora insoportables, alrededor de los cuales se construye esta vaporosa telaraña de ilusión, fraternidad y buenos deseos que dura hasta que la cuesta de enero le pega un buen soplido. La infancia, más que el arzobispo Juan José Asenjo (que también), protagoniza esta cita a las seis de la tarde en el Crucero de la Catedral.

La segunda razón es que cuando la Iglesia se pone en plan popular, como está previsto que vuelva a suceder hoy, se vuelve irresistible y aquello puede parecer una secuencia eliminada en el montaje final de La gran familia: chiquillos con globitos y abrigos largos, muchas sonrisas, mucho ambientillo familiar, muchísimo villancico, mientras el arzobispo bendice las figuritas caseras y a los niños vestidos de angelitos, pastores o lo que buenamente se tercie, dentro del catálogo de Adviento, como es natural.

El caso es que el año pasado se presentó la gente allí hasta con panderetas, como se intuye que volverá a suceder hoy, porque además así lo quiere la organización: la inminente venida de Jesús al mundo es la mayor fiesta y hay que celebrarla no sólo muy reverentemente, sino muy alegremente. La lista de invitados se reduce a dos palabras (eso de reducir las listas a dos cosas también es muy evangélico): toda Sevilla. Y ya, desglosando, se encuentran las familias, los colegios, las parroquias, los movimientos, hermandades, asociaciones y demás instituciones religiosas. Se anuncia la participación de varios coros de campanilleros, lo cual, en ese ambiente y bajo esas ojivas, no puede ser otra cosa que conmovedor. Recuerde: a partir de las seis de la tarde, en la Catedral.

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