Pasarela y el guitarrista trianero Ricardo Miño han editado la grabación de un recital que el maestro gitano ofreció en la Peña El Taranto, de Almería, en febrero de 1977. Fue una noche de inspiración.
Antonio Mairena decidió retirarse en los años 70, pero no se fue del todo; cantaba sólo en aquellos lugares donde, además de no tener que medirse con ningún otro artista, su cante era entendido y su figura aclamada. Por ejemplo, en la Peña El Taranto, de Almería, donde el 26 de febrero de 1977 ofreció un memorable recital de cante jondo acompañado a la guitarra por un entonces jovencísimo Ricardo Miño.
Pasarela acaba de lanzar al mercado la grabación del susodicho concierto, en el que el maestro ya ausente (1983) interpreta media docena de palos del cante con su dominio habitual. En los discos, el genio de Mairena era un cantaor cerebral, frío, quizá excesivamente metódico, aunque nos dejó una obra discográfica de indiscutible importancia, de la que se sigue aprendiendo.
Se crecía de una forma increíble en el escenario, sobre todo cuando cantaba delante de sus seguidores, de quienes le hacían sentirse el mejor cantaor del mundo. Entonces, como pudimos comprobar muchas veces en vivo y en directo, el Niño de Rafael era capaz de meterte el cante bueno dentro del alma como no podía hacerlo nadie de su tiempo.
Pasarela y Ricardo Miño han puesto en nuestras manos una joya, la posibilidad de cerrar los ojos e imaginar que aquella noche fría de febrero del 77 estábamos en la peña almeriénse disfrutando del cante de uno de los maestros más grandes. La grabación tiene las limitaciones propias de estos casos, pero el sonido es aceptable y ello nos permite poder escuchar a Mairena cantar muy bien por tientos, cantiñas, bulerías por soleá y soleares, bulerías y seguiriyas. No hay mejor regalo de Reyes. Ojalá sirva esta histórica grabación para que los jóvenes sepan cómo eran los cantaores de antes.
