Cultura

Arte contra el aburrimiento y los pasos hacia atrás

El CAAC acoge una gran exposición en torno a la revista Figura, referente sevillano de los 80

el 18 dic 2013 / 23:30 h.

 

"¡No seáis aburridos!”, clamaba Rafael desde la figura CAACAgredano en su célebre manifiesto Titanlux y moralidad, recientemente reeditado. Una consigna que este agitador llevó a gala cuando, aliado con Guillermo Paneque y Pepe Espaliú, fletaron en los primeros 80 la revista Figura, que llegaría a ser un referente del arte de la década. Ahora, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) acoge una gran muestra que refleja tanto el legado de aquella publicación como el contexto estético en que se desenvolvió.

En concreto, Figura llegó a entregar a la imprenta ocho números –el último doble– entre los años 1983 y 1986, cada una de ellas protagonizada por un creador en concreto, aunque sus páginas estuvieran abiertas a muchos enfoques. “Las revistas eran entonces el vehículo de comunicación”, recuerda el director del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes. “Figura, desdeSevilla, tuvo la voluntad de vivir el arte con mentalidad abierta y vocación internacional, de modo que nos permite ver el modo en que fueron calando en España las tendencias foráneas”. Las cifras de la muestra –46 artistas, 164 obras, dos años de trabajo– dan una idea de la ambición de su contenido, que cuenta con aportaciones de la Fundación La Caixa, el museo Reina Sofía o el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, entre otros, y cómo no de la propia colección del CAAC, cuyo nacimiento está, de hecho, muy relacionado con ese impulso a la creación contemporánea que hubo en Andalucía con la recién estrenada democracia. “La Junta de Andalucía apoyó mucho a la gente de Figura, y empezó a comprar arte por aquellos años”, añade el director del centro. Contemplando la muestra, lo primero que cabe resaltar es la altura de todos los artistas representados, a pesar de que muchas de las obras originales que vieron la luz en la revista se perdieron. Esta carencia ha sido paliada en parte pidiendo a los creadores, cuando ha sido posible, que envíen piezas de la época. Así, a una primera sala protagonizada por un Luis Gordillo que ya empezaba a concretar su lenguaje pictórico le sucede un espacio dedicado a  Pérez Villalta, compartido con un Julian Schnabel que en aquel tiempo le parecía al tarifeño “un refrito tardío”, según la entrevista publicada en Figura. También encontramos a un Miquel Barceló, ya en el camino de conquistar el mercado internacional junto a una maravillosa obra donde se ve a John Cage bailando, superpuesto sobre unas bobinas de grabación. O la pintura de José María Sicilia, reflejada en algunas de sus obras inspiradas en la parisina plaza de la Bastilla, dialogando con sendos lienzos de Curro González. O a Chema Cobo, en aquel tiempo promesa dorada del arte español, desplegando inquietantes abismos junto a un Polke, un cuadro de Patricia Gadea o una escultura de Francisco Leiro. Y todavía queda mucho por ver, desde las performances con liebre muerta incluida de Joseph Beuys a la pintura salvaje de Basquiat, de la mirada arquitectónica de Navarro Baldeweg a los experimentos de la transvanguardia italiana desarrollados por Enzo Cucchi, pasando por el neoexpresionismo de Georg Baselitz, las abstracciones geométricas de Richard Deacon o las frágiles esculturas de Anish Kapoor, entre muchos otros, incluyendo numerosas obras menores que ayudan a comprender las corrientes dominantes del momento. De los propios integrantes del grupo Figura, por cierto, no hay obras: nunca usaron la cabecera para promocionarse a sí mismos. Aunque los rigores presupuestarios no han permitido, como sería deseable, la edición de un catálogo que recoja esta exposición única –solo podrá ser vista en Sevilla, hasta el 20 de abril–, los responsables del CAAC han escaneado todos los números de Figura, y en breve su contenido podrá ser consultado a través de la página web del centro, como ya puede hacerse con la revista hermana Separata. Álvarez Reyes, comisario de la muestra junto a Yolanda Torrubia, sostiene que la creación de los 80 respondía un tiempo nuevo, que exigía un retorno a la pintura y a la figuración, marcadas por un apasionamiento que se atemperaría mucho en la década siguiente. “Los 90 fueron más reflexivos, marcados por los grandes fastos de la Expo y las Olimpiadas de Barcelona. Fue una década muy breve, que casi no existió”, afirma el director. Pero eso será materia de una próxima exposición...

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