Cofradías

Asenjo insta a los fieles de San Roque a «seguir ayudando» a financiar la reforma

El arzobispo de Sevilla presidió este domingo la eucaristía de acción de gracias que ha servido para reabrir al culto el templo de la plaza de Carmen Benítez.

el 05 oct 2014 / 21:50 h.

El arzobispo Asenjo asperge a los fieles con el hisopo al comienzo de la misa de acción de gracias. / José Luis Montero El arzobispo Asenjo asperge a los fieles con el hisopo al comienzo de la misa de acción de gracias. / José Luis Montero «Hay que seguir ayudando». Es el animoso mensaje que lanzó el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, a todas las instituciones de la comunidad parroquial de San Roque –hermandades, grupos neocatecumenales y fieles en general–, a los que responsabilizó del cuidado y la conservación de un templo que ayer volvió a lucir radiante y luminoso, una vez resanadas las cicatrices que amenazaron con el desplome de la bóveda y las cubiertas, hace ahora diez meses. Durante la eucaristía de acción de gracias por la feliz culminación de las obras de restauración de la iglesia de Carmen Benítez, el prelado sevillano no tuvo empacho alguno en informar a los fieles, que llenaban los bancos y sillas supletorias de San Roque, de que el coste de la «importante» obra de restauración había ascendido a 350.000 euros, «casi sesenta millones de las antiguas pesetas», cantidad a la que la Archidiócesis ha hecho frente mediante la suscripción de «un préstamo con el Banco Popular». Asenjo agradeció a las hermandades con sede en la parroquia, a la comunidad neocatecumenal y al propio Consejo de Cofradías –organismo que acordó destinar el 0,7 por ciento de su presupuesto a este templo y al de Santa Catalina– su contribución económica para sufragar las obras de rehabilitación. Si bien dejó claro que «hay que seguir ayudando y colaborando» para satisfacer «la importante deuda contraída con el banco». «La parroquia es vuestra, de los fieles de esta parroquia y sois vosotros los que tenéis que conservarla y tenerla a punto». Un aspecto de la nave del evangelio del templo parroquial. / José Luis Montero Un aspecto de la nave del evangelio del templo parroquial. / José Luis Montero El arzobispo mostró su gratitud a cuantas personas han contribuido a llevar a buen puerto una «obra ejemplar», gracias a la cual se ha logrado «reforzar las cerchas de la estructura de las cubiertas, coser las fisuras de las bóvedas, instalar un sistema que permitirá la revisión periódica de las cubiertas y preinstalar el aire acondicionado». Con las imágenes titulares de la hermandad de San Roque así como la Virgen de la Sierra ocupando ya sus altares en la nave del evangelio, desgranó durante su homilía un largo capítulo de agradecimientos. En primer lugar al párroco de San Roque, Manuel Gordillo, «que ha sufrido las consecuencias de verse privado de su templo»; luego al económo diocesano, AlbertoBenito, «por allanar los caminos para la financiación de la obra»; al hermano mayor de San Roque, Antonio Barrero, por el «entusiasmo digno de elogio derrochado» en estos meses de exilio, así como a sus homólogos de Los Negritos y la Virgen de la Sierra; a las comunidades neocatecumenales, «que han trabajado codo con codo con las otras instituciones parroquiales en un ejemplo loable de comunión eclesial»; al arquitecto que ha dirigido los trabajos de restauración, Antonio Campos, por su «trabajo sabio, prudente y riguroso», y a los profesionales de la empresa constructora Sanor; también al canciller-secretario de la Archidiócesis de Sevilla, Isacio Siguero, «al que delegué para coordinar estas obras»; y, por último, a las hermanas trinitarias, a las que les agradeció su «hospitalidad» por haber acogido a la parroquia durante estos casi diez meses de obras. A todos ellos, el prelado les deseó que «Dios, que es el mejor pagador, os recompense vuestra generosa colaboración con muchos dones materiales, pero sobre todo con muchos dones espirituales». El prelado también señaló durante su homilía las cinco cualidades que deben adornar, a su juicio, a toda parroquia. De este modo, aseguró que la parroquia ha de ser «comunidad de comunidades» y mostró su esperanza por que algún día también florezca en San Roque la Acción Católica. Debe ser además una comunidad «viva, dinámica, comprometida», supliendo a veces la despreocupación de muchos padres por educar cristianamente a sus hijos. «Muchos niños llegan a la catequesis de Primera Comunión siendo auténticos analfabetos en materia religiosa. No saben santiguarse, ni el Avemaría ni el Padrenuestro porque sus padres no los han educado en la fe», criticó. Y dijo además que la parroquia ha de ser una comunidad «unida», «fraterna» y «orante y fervorosa». Tarea hay por delante.

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