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Aznalcóllar-Kolontár: otra tragedia 12 años después

Hungría alerta de que el dique de restos tóxicos puede volver a romperse

el 09 oct 2010 / 18:46 h.

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Vista aérea del dique de la empresa de alumunio MAL Zrt.
La historia se repite. Hace 149 meses (poco más de 12 años), el 25 de abril de 1998, se rompió la balsa de pirita de la empresa minera Boliden, en Aznalcóllar (Sevilla). Este lunes, a 2.866 kilómetros de distancia del municipio sevillano, en Kolontár (Hungría), se ha producido un desastre ecológico similar. La balsa con residuos de aluminio, propiedad de la empresa MAL Zrt, se reventó a causa, según la compañía, por el mal tiempo, y, según el Gobierno húngaro, por un error humano. En definitiva, otro drama.

 

En Aznalcóllar se vertieron seis millones de metros cúbicos de lodos tóxicos, que no causaron víctimas mortales. En Kolontár la cantidad de barro rojo, con concentraciones de arsénico y mercurio, ha sido mucho más inferior. Los últimos datos apuntan a que el vertido ronda el millón de metros cúbicos, una cantidad similar al derrame de petróleo que se produjo este verano en el Golfo de México. Sin embargo, ha causado víctimas mortales, hasta ayer había siete personas fallecidas y alrededor de 150 heridos.

La riada tóxica de Boliden contaminó 4.634 hectáreas a lo largo de 63 kilómetros de cauce del río Guadiamar, los lodos estuvieron a punto de llegar al Parque Nacional de Doñana pero fueron detenidos en su límite. La marea roja de Hungría ha arrasado por el momento 4.000 hectáreas, que los retenes de emergencia se están esforzando para evitar que este barro tóxico cargado de metales pesados se convierta en polvo y la polución se propague por el aire. En este caso el vertido sí ha llegado al Danubio, aunque las autoridades aseguran que no hay riesgo porque el PH en el río se encuentra en el mínimo tolerable de 8.

Sin embargo, el Gobierno húngaro reconoció ayer que la situación en la balsa es "muy grave", ya que el dique puede volver a romperse. Ayer se evacuó a los 800 habitantes de Kolontár ante el riesgo de otra inundación.

En Hungría todavía no se ha contabilizado cuántos peces han podido morir por la riada roja, aunque el jueves se admitió que perecieron todos los del río Marcal. En el desastre ecológico de Aznalcóllar se dio la cifra de 30.000 kilos de peces muertos. En ambos casos los daños en la agricultura son incalculables.

En Aznalcóllar, 12 años después de la tragedia, la zona está regenerada prácticamente al 100%, según la Administración, aunque los ecologistas denuncian que sigue habiendo contaminación por metales pesados.

Se ha calculado que en Kolontár se tardará un año para limpiar el barro rojo que cubre sus campos y casas, pero se desconoce cuánto tiempo tardarán en descontaminarlos totalmente. En este casos las predicciones no son muy halagüeñas porque el jueves, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, durante una visita a la zona dijo que en Kolontár será imposible vivir allí de nuevo.

Lo que está claro es que para regenerar la zona se requerirán ingentes cantidades de dinero. En Sevilla se invirtieron 170 millones de euros, un dinero procedente de las administraciones públicas. La empresa responsable del vertido, Boliden, se desentendió de la catástrofe, está condenada, pero sigue sin pagar.

En el caso de Hungría la firma responsable de la marea roja, MAL Zrt, también quiere escurrir el bulto. En un principio rechazó cualquier responsabilidad en el suceso y luego admitió que sólo dispone de un seguro de 36.000 euros. Esta respuesta no ha convencido a los afectados que ya han anunciado que presentarán una querella contra la empresa. Tras conocer esta iniciativa ciudadana, la compañía de aluminio anunció el viernes que creará un raquítico fondo de 200.000 euros para "aliviar los daños causados".

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