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Bar de barrio para el tapeo diario

Bodeguita Hordeum (Bellavista). Comida casera, honesta para un bar de barrio donde, entre semana, la gente se conoce.

el 05 jul 2013 / 23:10 h.

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Ambiente familiar es el que se respira en esta bodeguita de cocina tradicional. Ambiente familiar es el que se respira en esta bodeguita de cocina tradicional. Por Javier Compás. La Ley de Memoria Histórica, tan escrupulosa con algunos personajes de la reciente historia española, no tiene en cuenta a los malos reyes, más de la cuenta, que en el pasado han regido los destinos de nuestro país. Así, en Bellavista, tiene plaza el nefasto Fernando VI, una plaza de barrio, recoleta, donde el sol estos días le hace a uno buscar refugio en sitios como la Bodeguita Hordeum, cuyo nombre apela a la cebada con la que se elabora el rubio y refrescante líquido. De hecho allí hubo una cervecería, luego bar y, desde el Viernes de Dolores 29 de marzo de 1996, la actual bodeguita que, desde por la mañana hasta el cierre de noche, reparte entre vecinos y visitantes desayunos, almuerzos, tapas y cenas. Empezando por los desayunos donde una pizarra muestra la gran variedad de propuestas, hasta mediodía, donde una lista de tapas y platos presentan una carta donde reina lo tradicional, pero donde también se hacen concesiones a la innovación salpicada de algún detalle creativo. El local hace esquina, amplio, con barra, salón con mesas y buena terraza a la plaza, en el interior un estilo en plan bodegón con toques de ambiente rústico y los detalles propios de ciertos bares de barrio y no tan de barrio, gran pantalla de televisión, maquinita tragaperras, y mil detalles por las paredes, desde fotos hasta los escudos del Betis y del Sevilla grabados en madera. El ambiente es familiar, gente del barrio, conocidos. TAPAS02Tienen un menú del día a 8 euros, con un primer plato a elegir entre tres, un segundo, también con tres posibilidades y postres, donde se incluye, además de, por ejemplo, flan de coco o natillas, helado y fruta del tiempo. La carta es amplia, con tapas y raciones. Hay entradas, donde ya vemos esa convivencia entre platos tradicionales, como las papas bravas (2/3,50 euros), la ensaladilla (2,50 euros) o el salmorejo (2,50/5,00 euros), con cosas más originales como un arroz hindú (Basmati) salteado (2,20/4,20 euros). Hay también ensaladas y verduras, entre 4 y 9,00 euros, la mixta, con melva, de rúcula y parmesano. Una parrillada de verduras (8 euros), espárragos verdes con gulas (8 euros) o alcachofas salteadas con jamón (9 euros). Pescados como la pimentada de chanquetes (6/9 euros), el cazón en adobo (2,20/6 euros) y los chocos fritos (2,20/8 euros), el lomo de atún al jamón (5 euros) o las gambas al ajillo (7,20 euros). Probamos el chipirón al ajillo (3 euros) presentado troceado y con arroz largo, gustoso, bien sazonado y con un puntito de ajillo que le da vida a la tapa. En carnes hay desde el clásico serranito, en varias versiones: cerdo (4 euros), pollo (4,50 euros), el churrasco de cerdo con huevo y pimiento (7 euros), o el pinchito (2,50 euros), hasta el detalle moderno de los escalopes con krispis (2,50/7,20 euros). Nos decantamos esta vez por una carrillada (2,50/6 euros) que intentamos acompañar de una copa de tinto, las opciones son o “rioja” o “ribera” sin identificar, pero que nos hizo volver a la refrescante Cruzcampo, la carne tierna y jugosa, se acompaña de patatas fritas caseras, con una tradicional presentación en barro. Cobran 0,30 euros por el pan y los picos pero tienen el detalle de ofrecer un chupito. Los postres son de la casa, tiene fama el brownie (3,50 euros), pero también ofrecen natillas (1,50 euros), tarta de queso (2 euros), helados y fruta del tiempo, un detalle. Hay un menú infantil a 5 euros.

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