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Barack Obama en Jaén

Miércoles, 5 de noviembre, 12.52 p.m. en España. Un joven empresario de Jaén recibe en el ordenador de su despacho un correo electrónico en inglés, enviado desde Chicago. "Alejandro, voy de camino a Grant Park para hablar a todos los allí reunidos, pero quería escribirte antes. Acabamos de hacer historia. Y no quería olvidar cómo lo hicimos.

el 15 sep 2009 / 18:15 h.

Miércoles, 5 de noviembre, 12.52 p.m. en España. Un joven empresario de Jaén recibe en el ordenador de su despacho un correo electrónico en inglés, enviado desde Chicago. "Alejandro, voy de camino a Grant Park para hablar a todos los allí reunidos, pero quería escribirte antes. Acabamos de hacer historia. Y no quería olvidar cómo lo hicimos.

Tú has hecho historia cada día durante esta campaña, cada día que llamaste a las puertas, hiciste una donación, o hablaste con tu familia, amigos y vecinos, con la convicción de que esta es la hora del cambio. Tenemos un montón de trabajo para poner este país de nuevo en la senda, y yo te informaré pronto de lo próximo por llegar. Pero yo quiero ser muy claro en una cosa, todo esto ha ocurrido gracias a ti. Gracias. Barack".

Viernes, 7 de noviembre. Otro email recorre el mundo entero. Informa de un envío de correos electrónicos, de 150.000 personas de 189 países, en menos de 24 horas, a una Ong internacional. El objetivo es entregárselos a Obama y colgarlos en un mural gigante en el centro de Washington. Debajo de una enorme pancarta que reza "Together, as one world, yes we can", (juntos, como un solo mundo, sí podemos), van amontonándose los miles de emails, demandando la eliminación de las armas nucleares del planeta, la reducción de las emisiones de gases invernadero, detener las muertes en Darfur o cerrar la prisión ilegal de Guantánamo. El objetivo es que la dirección "obamawall@avaaz.org reciba un millón de mensajes para el presidente Obama.

En las lágrimas de Jesse Jackson, durante el acto de Grant Park, se pudo leer el final de una batalla que parecía interminable, gracias a la victoria del primer presidente negro de los Estados Unidos. Pero también merece la pena detenerse en ese empresario de Jaén, inteligente y de fuertes convicciones progresistas, que apoyó a Obama. O dedicar unos segundos a pensar en lo que representan esos miles de mensajes enviados por personas anónimas del mundo entero.

Personas implicadas en una nueva expectativa de la política. Distantes del sentido de frontera geográfica, movilizados por una concepción más actual del impulso de políticas progresistas. Más sensibles a las tendencias de cambio, a la innovación social, a las nuevas formas de comunicación. Estimulados por el valor de la credibilidad, de la confianza, de la ilusión de poder cambiar las cosas. Defensores de una política sin el argumento del miedo, sin el fatalismo del poder.

Moralmente comprometidos con el rescate de esa convergencia natural de las fuerzas de progreso, trabajadores, intelectuales, jóvenes, emprendedores, clases medias urbanas. Contrarios a ese conservadurismo radical ya envejecido, que representan Bush y Aznar. Pero también a esa izquierda burocrática, inercial, escasamente imaginativa, excesivamente acomodada en el poder y obsesionada con los cálculos personales. Estamos hablando de los efectos inimaginables del singular viaje de un simple correo electrónico. Ese que va desde Chicago a Jaén, rozando la Casa Blanca.

Abogado

opinion@correoandalucia.es

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