La muerte de una mujer que resultó carbonizada en el incendio de un piso en el barrio del Tardón pone en evidencia el riesgo que conlleva el mantenimiento deficiente de las instalaciones eléctricas, pues todo apunta a que el fuego se originó en un cortocircuito en el aparato de aire acondicionado.
Pero igualmente hay que llamar la atención sobre las quejas de los vecinos de que los Bomberos tardaron más tiempo del debido en llegar al lugar del siniestro, pese a que la demora no consta en el informe oficial.
En lo que sí coinciden los equipos de extinción con los testigos presenciales es en que los vehículos de los bomberos se encontraron más obstáculos de los debidos para acceder al lugar de donde procedían las llamas, y que incluso hubo que derribar una valla de obras no retirada pese a que los trabajos de reurbanización de la zona terminaron hace meses.
La plaza Virgen de los Dolores, donde se produjo el suceso, pertenece a un núcleo residencial privado rodeado de jardines cercados y áreas restringidas al tráfico, todo ello de reducidas proporciones y de difícil accesibilidad.
El Sindicato Profesional de Bomberos de Sevilla dio la voz de alarma en relación con esos barrios donde el vecindario coloca rejas y vallas para sentirse seguros frente al vandalismo y los ladrones cuando en realidad los están convirtiendo en ratoneras. Es preciso, pues, que todas estas obras se sometan a los requisitos legales, desde la oportuna licencia urbanística hasta el informe de la inspección de Bomberos que garantice la accesibilidad en caso de emergencia.
Tres son las zonas de Sevilla donde son habituales los obstáculos para el trabajo de los Bomberos: Bami, el parque Amate y el Tardón, donde se ha producido la más reciente desgracia. En ellas en particular, y en todas las que presentan una fisonomía similar, debe fijar su atención el Ayuntamiento con las pertinentes inspecciones que alerten sobre qué hay que cambiar y poner a punto para prevenir cualquier futura contingencia.
