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Berlusconi sigue en el hospital y la Policía evita el acceso de un joven a su habitación

El chico asegura que su intención era «saludar» al primer ministro.

el 16 dic 2009 / 19:40 h.

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A la izquierda, el joven que paró el ataque de Massimo Tartaglia (a la derecha).
Un joven italiano de 26 años de edad fue interceptado por la guardia de seguridad mientras intentaba acceder al séptimo piso del hospital San Raffaele de Milán, donde está ingresado Silvio Berlusconi con el objetivo de "saludarle".


El chico aseguró tras ser detenido la madrugada de ayer que su intención era tan sólo saludar al primer ministro italiano, hospitalizado tras su agresión el pasado domingo en la Plaza milanesa del Duomo, según informó ayer la jefatura de Policía de la ciudad. Y es que el temor a una nueva agresión contra Silvio Berlusconi similar a la que sufrió el pasado domingo en Milán llevó la cuestión de la seguridad del primer ministro italiano al centro del debate político del país.


La Policía explicó que el chico, que presenta evidentes problemas psicológicos, entró al hospital tras aparcar su vehículo en el aparcamiento subterráneo y tomó el ascensor hasta el séptimo piso, donde está ingresado el primer ministro. Los agentes de seguridad cachearon inmediatamente al joven, pero no encontraron nada que resultase peligroso, mientras que su vehículo encontraron más tarde algunos palos de hockey.


Debido a las heridas que le provocaron la agresión, Il Cavaliere tuvo que pasar su tercera noche en el hospital con algunas molestias debido a los dolores. Aunque estaba previsto que los médicos le dieran ayer el alta médica, finalmente no fue posible. El último parte del hospital San Raffaele de Milán había previsto que fuera dado de alta ayer pero todo dependía del resultado de los últimos controles, según explicó al canal televisivo Sky TG24 el subsecretario a la presidencia del Gobierno, Paolo Bonaiuti. "Ha pasado una noche más agitada que las anteriores, ya que se han agudizado los dolores sobre todo los del cuello debido al fuerte golpe", añadió Bonaiuti.


Berlusconi fue alcanzado en la cara por una réplica en miniatura de la catedral de Milán, que le arrojó Marco Tartaglia, de 42 años y sometido a tratamiento por problemas mentales, tras un mitin en la plaza del Duomo de Milán. El golpe le ha producido la rotura parcial del tabique nasal, de dos dientes y un profundo corte en el labio, que ha necesitado algunos puntos de sutura. Como todas las mañanas desde que fue hospitalizado, Berlusconi se levantó muy temprano, en torno a las 7.00 horas, y solicitó los periódicos y la revista de prensa que cada día le envía la presidencia de Gobierno. Durante la tarde del jueves recibió la visita de algunos jugadores de la plantilla del Milan -equipo de su propiedad- y también recibió la llamada del presidente de EEUU, Barack Obama, quien se informó de su estado de salud y le deseo una rápida recuperación.


Precisamente, una jueza de Milán ratificó ayer la prisión cautelar para Tartaglia. La jueza Cristina di Censo, quien interrogó el martes al presunto agresor, decidió así mantener al presunto agresor en la cárcel, adonde fue trasladado tras ser detenido instantes después de que Berlusconi sufriera la agresión.


La decisión de la magistrada, quien impuso además el seguimiento psicológico continuo del detenido, llega ante el riesgo de reiteración del delito del que se le acusa y de alteración de las pruebas, pues sigue abierta la investigación de lo sucedido al término del mitin de Milán.

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