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Cabildos

Mateo Alemán, que de literatura y hermandades sabía alguna cosa, subtitula su Guzmán de Alfarache como Atalaya de la vida humana. Magnífico epígrafe también para definir esos cabildos generales que han sido secularmente nuestro principal senado. La asistencia a unos y los comentarios que llegan...

el 15 sep 2009 / 00:01 h.

Mateo Alemán, que de literatura y hermandades sabía alguna cosa, subtitula su Guzmán de Alfarache como Atalaya de la vida humana. Magnífico epígrafe también para definir esos cabildos generales que han sido secularmente nuestro principal senado. La asistencia a unos y los comentarios que llegan de otros sirven de tensiómetro para vigilar la salud de cada hermandad. Hay cabildos serenos que se desarrollan entre la aquiescencia de los presentes, a modo de felicitación a la junta en ejercicio. Los hay tumultuosos, iniciados meses antes de su convocatoria en una taberna y que continuarán más allá de las preces de rigor. En algunos, el aire que se respira es tan frío como el del mármol que traspasa la suela de los zapatos y, en otros, se ven gotas de sudor que reflejan el trabajo de la cuadrilla por someter a un marrajo que quisiera llevarlos al hule.

Un sociólogo disfrutaría estableciendo tipos fácilmente transponibles de una hermandad a otra: aquél que, con su sola presencia, impone cordura y sosiego aun sin pronunciar palabra; el monomaníaco afanado todo el año en estudiar su pregunta; el que hace del trabajo y el anonimato su mejor blasón; quien astutamente se ausenta cuando conviene, evitando pronunciarse sobre cuestiones espinosas; el del quiero y no puedo; el del puedo y no quiero; sin olvidar a ese curioso espécimen, ahora tan frecuente, que, después de haber sido oficial destacado, dedica sus esfuerzos a poner piedrecitas que, si no paran la máquina, al menos hacen que chirríe. Allí están todos, los que sólo defienden su partido y quienes con voz clara exponen sus opiniones con admirable rigor e independencia.

Desde esta atalaya a todos se les ve. El mundo -también el de las cofradías- está bien hecho.

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