El pasado 26 de junio la junta extraordinaria de accionistas de Cívica dio el visto bueno a su absorción por parte de La Caixa. La consecuencia visual de esa decisión no se hará patente hasta el próximo 3 de agosto, cuando Banca Cívica -el SIP que conformaban, además de la sevillana Cajasol, Caja Navarra, Caja Canarias y Caja Burgos- desaparecerá del mapa tras una una vida corta, no sólo como banco cotizado -ya no estará en el parqué madrileño- sino también como marca.
Y es que será entonces cuando Cívica dejará de serlo para pasar a denominarse Caixabank. Una de las primeras acciones que se llevarán a cabo como consecuencia de esta absorción es el cambio de rotulación en todas las oficinas de Cajasol en Sevilla, Huelva y Cádiz. Aunque la marca se mantendrá debido a la vinculación de la caja de ahorros con el territorio, la entidad catalana colocará su estrella junto al nombre para que quede bien claro quién manda. No hay que olvidar que la sevillana ya sólo tiene el 1% de la catalana, después de fijar el canje de acciones en cinco acciones del banco de La Caixa por cada ocho de Cívica.
"La Caixa ha decidido mantener la marca Cajasol por su arraigo, historia, significación, aportación y penetración en Sevilla, Huelva y Cádiz. Además, la entidad quiere demostrar así su compromiso con las personas, familias, empresas y la sociedad en general de esas provincias. Ese compromiso permitirá reforzar los proyectos de la Obra Social", aseguró ayer la entidad catalana a través de un comunicado. Lo mismo sucederá con Caja Canarias, Caja Navarra y Caja Burgos. Todas las oficinas de Cívica ubicadas fuera de los territorios a los que pertencen estas entidades, como en Madrid o Cataluña, desaparecerán o serán rebautizadas con la marca La Caixa. En total, el cambio de rótulos afectará a 1.300 oficinas en todo el país.
