Cultura

«Cantar y torear con temple es muy difícil»

Dos granadinos mano a mano. Torero él, cantaora ella. Y ambos unidos por la pasión de dos artes complementarios que volvieron a darse la mano en las tablas del viejo Álvarez Quintero. Fue una noche de vísperas, de hablar de toros y cante en espera del largo abono abrileño que va a empezar.

el 16 sep 2009 / 01:21 h.

Dos granadinos mano a mano. Torero él, cantaora ella. Y ambos unidos por la pasión de dos artes complementarios que volvieron a darse la mano en las tablas del viejo Álvarez Quintero. Fue una noche de vísperas, de hablar de toros y cante en espera del largo abono abrileño que va a empezar.

Fue Marina, no podía ser de otra manera, la que llevó la voz cantante y ganó por la mano en tablas al diestro granadino, que temía más al escenario que a los dos toros que había despachado esa misma tarde en un entrenamiento. La cantaora, esposa del diestro Chicote, señaló que "el toreo es el arte más auténtico. El protagonista se está jugando la vida de verdad y eso no pasa en ninguna otra faceta del arte".

La artista mantuvo la dirección de la lidia, y se ganó a los aficionados desde la sincera humildad con la que habló de cante y de toros: "No soy quién para hablar de toros. Vivo con un torero pero no me gusta ejercer de taurina", señaló la Heredia, que dejó el toro en suerte a su compañero para que desgranara sus inicios en la profesión, que en sus albores compartió con su faceta de campeón de esquí alpino.

"El Fandi le debe mucho a las banderillas", reconoció el granadino, que también hizo un recorrido por los diestros de su predilección; del poderío de Paquirri al empaque de Ordóñez. Reconociéndose lego en la materia, sí se confesó amante de los cantes que Marina Heredia supo distribuir por tercios: fandangos para el capote, alegrías para las banderillas y soleares de Caracol para la muleta si es su marido el que la empuña.

"El duende existe, pero no puedes basar tu carrera en él porque hay que cantar todos los días", señaló la Heredia, que espetó que Paula, en el toreo, se había llevado "todos los duendes". "El pellizco pasa y el duende puede durar diez minutos", remachó la cantaora, que aludió al revulsivo que ha supuesto la irrupción de El Fandi en el ambiente taurino de Granada. La ciudad de la Alhambra estuvo siempre presente en este mano a mano desigual que volvió a ser conducido con guante de seda por José Enrique Moreno, que extrajo el alma de artistas de estos dos intérpretes. Y el duende se hizo presente, enlatado y sin enlatar, en la voz de esta cantaora que se llevó a la gente de calle.

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