En febrero más de medio millón de pasajeros pasaron por el aeropuerto de Sevilla, y ninguno de ellos estaba al tanto de la normativa de Aena respecto al equipaje de mano. Que no se puede llevar champú, ni desodorante ni espuma de afeitar, ya se sabe, bien porque lo han leído en el último reglamento, bien porque en estos casos, el boca a boca es un medio de transmisión tan rápido que ni el mismo Bill Gates puede hacerle frente con sus chips. Pero también advierten que no se puede viajar con catapultas, ballestas, arpones ni estrellas arrojadizas. ¿Lo sabía? Prohibido reírse, todo sea por salvaguardar la seguridad de pasajeros y tripulación.
Reza la Rae en sus primeras páginas, donde la letra C: "Una catapulta es una antigua máquina militar para arrojar piedras muy utilizada en la Edad Media". ¿Cabría entonces suponer que este reglamento de Aena es algo obsoleto hoy y vigente allá por el año 931 (por decir uno de los muchos del Medievo) al que no se le habría de prestar menor atención? Nada más lejos de la realidad. En primer lugar, porque por aquel entonces el asno era, de lejos, el medio de transporte más innovador. La diligencia llegaría al final. Y parece ser que ni lo uno ni lo otro tenían ente público empresarial encargado de tales navegaciones. En segundo término, porque el reglamento oficial de Aena donde están recogidos éstos y otros artículos prohibidos, es del 2004, y desde entonces ha sido revisado y aprobado varias veces.
"¡Esto es lo más raro que he visto en mi vida!", exclama la joven italiana de 22 años Beatrice Mozetto. Como muchos que estaban ayer en el aeropuerto esperando la hora de su vuelo, y que tampoco habían oído en sus vidas mandatos semejantes, Beatrice rompe a reír: una risa pura y contagiosa emerge desde su espíritu Erasmus, como quien se descubre sorprendida ante una norma, para ella, "marciana".
"Se sobreentiende que hay cosas que no se pueden llevar. ¿Que no puedo subir al avión con pistolas para lanzar cohetes de señales? Lo doy por hecho, pero nunca se sabe", comenta, también entre risas, el arquitecto Vicente Aguilar con vuelo a Las Palmas en menos de una hora: "En mi último viaje interceptaron el encendedor de un pasajero como arma de fuego, y en el anterior, los fusiles de pesca a uno que iba a Bora Bora a por peces globos".
Hay una frase hecha, hecha por viajeros se entiende, que dice algo así como: La vida entera cabe en una maleta. Aena y compañía: la vida puede que sí, pero una catapulta, no. A no ser que los descendientes de Bill Gates hayan dado con un modelo en miniatura y remasterizado, claro está.
Carlos Blanco, con las normas impresas en sus manos, asiente serio y rotundo: "Está bien que incluyan las bombonas de gas y las pistolas láser. Hay gente muy loca, no te puedes fiar." Si tiene previsto viajar, ojo al hacer la maleta. Que le pongan la cara roja a uno en la zona de control nunca es plato de buen gusto, y menos que le quiten bienes tan preciados como la botellita de bromuro o el saquito de granadas. Y cuidado, que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento.
Atentos amantes de la pesca, golf, billar y demás deportes. Los bates de béisbol, los palos de golf, los de hockey, los monopatines, los tacos de billar y las cañas de pesca, son entendidos como "Instrumentos contundentes", imposibles de portar tanto en el equipaje de mano como en la maleta a facturar. Si lo suyo es ser el manitas de la casa y tiene planeado construirse una cabaña en un árbol nada más aterrizar en Cancún, descarte la idea de llevar consigo martillos, brocas, tornillos o alicates. No se altere, dicen que en Cancún hay varias ferreterías.
Valentina, Serena y Rafaella son italianas y, desde ayer, sevillanas de adopción. En su equipaje hay de todo, aunque, visto lo visto en el reglamento de Aena, nunca una montaña de ropa y zapatos ha sido tan aburrida. Y eso que entre camiseta y pantalón, se esconde alguna postal del gran Chiquito de la Calzada.
Esto es lo que está prohibido llevar en los equipajes de mano:
Armas: Pistolas, ballestas, catapultas, arpones y pistolas láser.
Objetos punzantes: Estrellas arrojadizas, hachas y cuchillos.
Herramientas: Taladros, brocas, sierras, destornilladores y martillos.
Instrumentos contundentes: Monopatines, tacos de billar, palos de golf y hockey, cañas de pesca...
Sustancias químicas y tóxicas: Material radioactivo y veneno.
Sustancias explosivas: Minas, granadas y bombonas de gas.
Líquidos: Permitidos en envases individuales de 100 ml. máximo.
Sepa más en: www.aena.es.
Con nombres y apellidos:
Nombre y apellidos. Vicente Aguilar.
Edad. 34 años.
Dónde vive. En el Centro.
Profesión. Es arquitecto.
"Nunca he tenido contingencias raras", asegura Vicente, "porque llevo lo mínimo de equipaje. Las cosas de aseo las compro al llegar".
Nombre y apellidos. Carlos Blanco.
Edad. 26 años.
Dónde vive. En Villaverde del Río.
Profesión. Es aeronáutico.
"¿Quién va a llevar un arpón en el avión?", se pregunta Carlos sorprendido, "un desodorante tiene su uso, pero lo otro es surrealista".
Nombre y apellidos. Beatrice Moretto.
Edad. 22 años.
Dónde vive. En Padua, Italia.
Profesión. Estudia Políticas.
Es estudiante Erasmus y regresa a su casa por unos días. Lleva consigo el portátil que siempre le encienden en la zona de control.
Nombres y apellidos: Valentina Colombo, Serena Pierazzo y Rafaella Calasanzio. Edad. Entre los 22 y 28 años. Dónde vive. En Milán, Italia. han venido a Sevilla a pasar unos días de vacaciones. Profesión. Son estudiantes. Estas tres jóvenes estudiantes han pasado seis días en la capital andaluza y regresan a sus casas "encantadas". Lo dice la única de ellas que habla con soltura el español, Valentina: "Nos ha gustado muchísimo Sevilla, ya es nuestra ciudad adoptiva, así que volveremos seguro". En sus maletas llevan ropa y souvenires, poco más.
