Internet es, gracias a su carácter global, el instrumento de comunicación más potente. Los datos de cualquier persona pueden circular libremente por la Red, igual que las imágenes de un esquizofrénico sometido a burlas de otras personas. La pregunta es: ¿Puede evitarse esta práctica cruel?
El pasado 24 de noviembre, un joven de 19 años fue detenido en Sevilla por humillar a un disminuido psíquico, grabarlo con su móvil y colgarlo después en internet. Lo mismo ocurrió el pasado mes de octubre con un hombre esquizofrénico, cuyas imágenes siendo sometido a burlas fueron difundidas por YouTube.
A la pregunta de si se pueden poner límites a un sistema de comunicación cuya idiosincrasia es, precisamente, su carácter universal, las preguntas son diversas. Los expertos coinciden en que la censura previa no es posible, por lo que sólo se puede actuar a posteriori, es decir, una ve que la imagen y los datos están en la Red.
El director de la Agencia Española de Protección de Datos, Artemi Rallo, reconoce que hablar de límites en internet es "la pregunta del millón" y la "gran piedra de toque" de un sistema que en la mayoría de los casos se percibe como "una herramienta fantástica", pero en el que "cada vez se potencian más los riesgos".
Poner puertas al campo.
Rallo considera que hasta que no exista una normativa internacional que fije unos estándares claros y vinculantes de defensa de la privacidad de las personas, habrá "dosis muy altas de indefensión". Como solución, propone buscar un equilibrio que pase por no introducir censura previa y sí por reaccionar de forma diligente, rápida y con la cooperación de todos, incluidos los operadores y los particulares ante las transgresiones en la Red.
Por el contrario, según este experto, establecer límites "entendidos como censura previa" no parece factible, sería como "querer poner puertas al campo".
El director de la Agencia de Protección de Datos explica que existe una responsabilidad "incuestionable" de la persona que capta una imagen de forma ilegal y la vuelca en internet, mientras que los operadores sólo asumen algún tipo de culpa cuando han sido instados por las autoridades a cancelar un determinado contenido y no lo han hecho.
La directora de comunicación de Google España, Paz Pérez, señala por su parte que no existe ningún límite para colgar un vídeo en internet. "Lo bueno de la Red es que cualquiera tiene libertad para lanzar cualquier contenido, de lo contrario sería censura". No obstante, si un vídeo no cumple las políticas de contenido de YouTube, explica la responsable, los usuarios lo marcan, la empresa lo revisa y, si comprueba que es cierto, lo elimina. Puede tardar en desaparecer desde 15 segundos a un día.
