Dinero y voluntad política. Es lo que necesitará El Vacie a partir de septiembre si quiere asentar las bases para la desaparición del mayor núcleo de chabolas de Sevilla, con el dudoso honor de ser el más antiguo de España. Para empezar, los técnicos están cambiando todo lo hecho hasta ahora.
Dibujar un camino específico para cada una de las 225 familias, con objetivos concretos para cada uno de sus miembros; transmitirles confianza en que, esta vez, si se esfuerzan en cambiar podrán salir de las chabolas; exprimir los recursos volcados en El Vacie para que de verdad se aprovechen...
Durante un año, los implicados en la erradicación del asentamiento elaboraron un proyecto de intervención que dedica un amplio espacio a explicar que tienen que empezar de cero en muchas cosas, contar más con la gente que vive allí e ir más rápido. Para esto último, se priorizará a quien tiene más posibilidad de éxito: "la promoción de una generación más joven con mayores potencialidades de inserción y el apoyo educacional" serán líneas trasversales de la actuación.
El enfoque se parece al del Polígono Sur, como recuerda el primer principio metodológico del plan: "Diseñar acciones flexibles, abiertas y dinámicas que permitan intervenir sobre estas realidades plurales y cambiantes". Las graves carencias -no sólo en formación o empleo, sino en hábitos básicos como el cuidado del hogar- exigen adecuarse a la situación de cada vecino, lograr que se impliquen y suban al tren diseñado para este viaje.
Para eso hace falta dinero. El Ayuntamiento asegura que ya tiene cerrada una cifra con la Junta, que aportará una cantidad muy elevada ya que será la que facilite las nuevas viviendas, que serán muchas. El Consistorio ha demostrado que está dispuesto a aportar fondos al triplicar el número de equipos de trabajo social del Vacie, con 10 personas más para que cada familia tenga un equipo de referencia -trabajador social y educador-, que estarán en el propio núcleo, incluso por las tardes. Se les ha pedido, como en el Polígono Sur, una implicación especial.
Y hace falta voluntad política. No sólo tenerla, también saber aplicarla. Bienestar Social tiene desconcertada a parte de las ONG que trabajan en el Vacie, en labores esenciales como el comedor escolar, programas de empleo para jóvenes y mujeres o contra las drogas, que creen que todo va muy lento. Y sobre todo, no logra acercarse a la oposición municipal para dar un mensaje coherente a la sociedad, a pesar de que en el propio plan se insiste en la necesidad de concienciar de que erradicar el Vacie es tarea de todos. El Gobierno no logra llegar con el Partido Popular a un acuerdo de no agresión como el del Polígono Sur, como reclama el Defensor del Pueblo Andaluz, que fue imprescindible para las más exitosas experiencias contra el chabolismo, en la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Avilés. De ellas se extrajo una lección: hay que lograr resultados para poder seguir avanzando. Hay que ir más rápido.
