Empresarios, autónomos y asociaciones tratan de convertir la feria en un escaparate ideal para abrir vías de crecimiento. El lugar, en cualquier caso, se llena intermitentemente de gente que recorre sus 190.000 metros cuadrados entre los corrales de las bestias o los expositores bajo techado, según escampe o vuelva a llover. El Centro del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria (Ifapa), donde se celebra el evento, dista sólo tres kilómetros del casco urbano.
Como otros años, la asociación La Era reproduce antiguas tareas agrícolas para que nadie las olvide; se muestra el certamen de fotografía que ya va por su XIII edición; y los jinetes participan en concursos de doma vaquera. Este año, además, la Asociación de Productores del Tomate de Los Palacios ha presentado de forma oficial las pegatinas con el logo que es una Marca de Garantía y paso previo a la obtención de la Indicación Geográfica Protegida.
El alcalde palaciego, Antonio Maestre (PSOE) destacó que esta cita "se alza ya como un referente único para el mundo del caballo no sólo del Bajo Guadalquivir, sino de gran parte de Andalucía". Las previsiones del consistorio pasaban ayer por que el volumen de negocio supere los dos millones de euros, gracias a la cercanía de la Feria de Sevilla.