Cultura

Con vistas al porvenir

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo inaugura su muestra más ambiciosa de la temporada, ‘Lo que ha de venir ya ha llegado’, una mirada a las transformaciones del momento actual con más de 200 obras.

el 21 may 2014 / 23:28 h.

TAGS:

Empeñado en suplir las limitaciones presupuestarias con voluntad e imaginación, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) acaba de inaugurar su muestra más ambiciosa de la temporada, que se abre al público bajo el título Lo que ha de venir ya ha llegado. Más de 200 obras de 24 artistas y colectivos nacionales e internacionales se dan cita en la capital hispalense bajo un denominador común: interrogar el porvenir y escrutar las transformaciones que las sociedades actuales están experimentando desde los convulsos albores del siglo XXI. El CAAC inaugura 'Lo que ha de venir ya ha llegado', su muestra más ambiciosa de la temporada. Foto: Carlos Hernández El CAAC inaugura 'Lo que ha de venir ya ha llegado', su muestra más ambiciosa de la temporada. Foto: Carlos Hernández En palabras del director del centro, Juan Antonio Álvarez Reyes, se trata de «una indagación de los cambios y de la voluntad transformadora de los distintos grupos sociales que viene, de un modo inevitable, asociado con la idea de la utopía, con diversas reivindicaciones sociales, políticas y económicas», afirma. El origen de esta propuesta se encuentra en una muestra anterior, del año 2012, que llevaba por título Sin realidad no hay utopía, y que desde el CAAC sevillano llegó a viajar a San Francisco (EEUU), concretamente al Yerba Buena Center of Arts. En ella ya se sugería, según Álvarez Reyes, «esa idea que parte de Michael Hardt y Antonio Negri que gira en torno a lo común, a la inteligencia colectiva, y a las transformaciones experimentadas a partir de la gran crisis de la globalización», agrega. Así, esta muestra comisariada por el director del CAAC, Alicia Murría y Mariano Navarro, participa del espíritu que inspiró movimientos como el 15-M y Occupy Wall Street, así como las distintas manifestaciones de la llamada Primavera árabe. Con obras procedentes de Viena, Bucarest, Berlín, Nueva York, Chicago, Kassel o Londres, entre otras ciudades, la muestra se compone de tres bloques: el primero,Reactivar la utopía aborda la posibilidad de imaginar nuevas utopías u horizontes utópicos frente a la idea de una realidad inamovible delineada por el neoliberalismo y que tiene como consecuencia un adelgazamiento progresivo de la democracia. La modernidad, ¿un proyecto inconcluso?, el segundo bloque, plantea su punto de arranque en aquellas propuestas –algunas de ellas de las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo – que, herederas de la modernidad, idearon diferentes formas de desarrollo y de convivencia para su futuro inmediato, e indaga sobre su posible vigencia a la hora de ese necesario rearme de un pensamiento transformador. Por último, El futuro ya está aquí recoge frases y eslóganes repetidos en concentraciones, como «Que no nos representan» o «Sí se puede», que resumen un radical malestar que ha calado en la sociedad tras años de crisis, revelando la fragilidad de los Estados y la incapacidad de las estructuras gubernamentales internacionales para impedir, frenar o reorientar sus consecuencias más allá del sacrificio de los ciudadanos. En este capítulo, los trabajos seleccionados utilizan estrategias de intervención y colaboración para provocar cambios mediante una democratización creativa. En definitiva, esta colección, realizada gracias a la colaboración con el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac), proclama que el futuro ya está aquí, aunque a veces venga disfrazado de elementos del pasado para plantear el tránsito hacia nuevos horizontes. La muestra se inicia con una obra, Micronaciones, que se expuso en el Palais de Tokio y está integrado a su vez por 51 proyectos nacionales utópicos. Otra de las obras destacadas es la propuesta que la alemana Hito Steyerl, también desde una óptica muy personal de la utopía, habla de la voluntad de invisibilidad en clave desenfadada, proyectando una vida en la que se pueda pasar inadvertido para google, para las redes sociales y para el mismo Estado. Por su parte, la estadounidense Claire Pentecost trae a Sevilla la pieza que exhibió en la Documenta de Kassel el pasado año, en la que apuesta por establecer un patrón para la economía diferente del oro y del petróleo, y al que bautiza con el nombre de compost: un sistema más justo y equitativo que el actual, en el que la riqueza se mediría en lingotes de compost y los billetes de banco tendrían impresa la efigie de personas que se han destacado por su voluntad de transformación del sistema. No falta en la muestra la representación española, ya sea de la mano del profesor de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, Dionisio González, quien a través de fotografías de gran tamaño desarrolla un trabajo sobre Le Corbusier en la India; o el colectivo Zemos98, que presenta un proyecto en torno a la creación de una economía diferente a la que rige nuestras vidas, más sostenible; o Regina de Miguel, malagueña afincada en Berlín, quien decide apostar por una exploración de la ciencia-ficción para especular sobre nuestros futuros posibles. La catalana Anna Moreno, por su parte, expone una obra que refleja, desde un enfoque manifiestamente pesimista, la posibilidad de los artistas de transformar la realidad: es decir, una crítica al propio espíritu de la exposición, formulada desde dentro. La muestra estará abierta al público hasta el próximo 21 de septiembre.

  • 1