La Audiencia Provincial ha condenado a diez años de cárcel a un hombre por haber abusado sexualmente de su sobrina desde los siete a los 12 años. El juez ha dictado una orden de alejamiento que le impedirá acercarse a la víctima durante cinco años y a pagarle 75.000 euros de multa por daños morales.
Por los juzgados ha pasado esta semana un caso de abusos sexuales en un entorno familiar, con tintes de pedofilia e incesto, que ha salido a la luz cuando la víctima, ya adulta, se ha atrevido a denunciar las agresiones que sufrió desde los siete a los 12 años.
La chica denunció los hechos en 2004, cuando tenía 19 años. Según la sentencia de la sección séptima de la Audiencia, el acusado, un hombre de 47 años vecino del barrio de la Macarena abusó sexualmente de su sobrina en reiteradas ocasiones dentro de su domicilio. Se ganaba el silencio de la niña con el regalo de juguetes, pero en el juicio fueron precisamente las declaraciones de ésta la prueba de cargo esencial para procesarle.
El testimonio de la chica no mostró trastorno alguno de credibilidad ni móviles espurios por el que ésta quisiera desprestigiar o dañar a su tío. Éste, sin embargo, ha negado en todo momento las acusaciones.
Los peritos judiciales determinaron por el testimonio de la chica que aún sufría una aversión a las relaciones sexuales derivadas del trauma que le causaron los abusos de su tío. La joven padecía una anorgasmia -ausencia de orgasmo o de placer sexual- que podría ser irreversible. La anorgasmia puede darse por razones físicas u orgánicas en la mujer, pero supone sólo el 5% de los casos. Lo más habitual es que se derive de causas psicológicas, como las experiencias sexuales traumáticas que sufrió la víctima en este caso.
La joven se enfrentó a su testimonio después de años de silencio, y al hacerlo sufrió un fuerte sentimiento de culpabilidad, porque la denuncia desencadenó una ruptura en el seno de su familia, que hasta ese momento había permanecido muy unida. Esa culpabilidad dio más validez a las declaraciones de la joven, según el fallo. Tanto las declaraciones de la esposa del acusado, llenas de inseguridad y contradicciones, como las del novio de la víctima, que manifestó la imposibilidad de mantener relaciones sexuales con su pareja, fueron vitales para la resolución del caso, según el fallo.
La Audiencia Provincial de Sevilla sentenció en la resolución que "durante unos cinco años el acusado se aprovechó de la situación de superioridad que tenía con la menor por razón de parentesco y edad, siendo especialmente vulnerable la perjudicada, ya que de modo paulatino fue quebrantada en su indemnidad sexual por parte del acusado hasta dejarla inerme ante tal situación".
