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Condenado a 17 años el expolicía que robó 154 kilos droga en la Jefatura

La Audiencia también impone 15,6 años a su socio, 6,6 años a la esposa de éste y 2,6 a la pareja del exagente. La sentencia ordena el comiso de los bienes comprados con sus ganancias por la venta de los alijos.

el 14 mar 2013 / 13:13 h.

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El exagente de la Udyco, Lars S.M., en prisión preventiva desde su detención en septiembre de 2009.

La sección séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a los acusados por el robo de 154 kilos de droga incautada del calabozo de la Jefatura Superior de Policía donde se custodiaba, que cambiaron por paquetes de yeso, cacao y azúcar para venderla.

La sentencia condena al exagente de la Udyco (Unidad de Droga y Crimen Organizado) Lars S.M. a 17 años de cárcel (tres por el robo, nueve por tráfico de drogas y cinco por blanqueo de capitales) y a pagar 6,6 millones de euros y a su socio M.A.N. a 15 años y seis meses de cárcel (dos años y seis meses por el robo, ocho por tráfico de drogas y cinco por blanqueo) y una multa de 6,5 millones. La Audiencia también condena a la pareja del exagente a dos años y seis meses de cárcel y una multa de 300.000 euros por blanqueo de capitales y a la mujer de M.A.N a seis años y seis meses de cárcel y el pago de 1,5 millones por cómplice del robo y blanqueo.

Los hechos se remontan a septiembre de 2009 cuando, tras una investigación de Asuntos Internos que comenzó en mayo de 2008, fueron detenidos el exagente y su socio –en prisión preventiva desde entonces– y sus parejas (libres tras pagar 30.000 euros de fianza cada una).

La Audiencia ve probado que gracias a su profesión, Lars S.M. tuvo acceso a las llaves del calabozo en el que se guardaba la droga decomisada y urdió junto a su amigo M.A.N. –conocido como Lolo– un “plan premeditado” desde finales de 2006 para el robo continuado de droga proveniente de incautaciones realizadas en 2003, 2005, 2006, 2007 y 2008 que permanecían en los calabozos. Según el fallo, sustituían la droga por “paquetes” elaborados por M.A.N con su esposa y “la ayuda de otras personas” y que éste entregó a Lars “al menos en tres ocasiones” en los “aledaños” de la Jefatura de Blas Infante.

Mediante esta operación sustrajeron en total 154 kilos de cocaína y heroína valorados en más de 2,7 millones de euros, que posteriormente vendieron. El tribunal subraya que desde finales de 2006 hasta su detención “se produjo un notable incremento de sus patrimonios que ha podido determinarse debido a las ganancias obtenidas por la venta de droga”.

En concreto, la Audiencia cifra en 720.278 euros el incremento patrimonial de M.A.N. y su mujer, Violeta S., que se tradujo en la adquisición de inmuebles, garajes, un BMW e inversiones en consultorías. En el caso de Lars S.M., el incremento patrimonial se cifra en 280.080 euros que le permitieron hacer inversiones, comprar un motovelero en subasta que pagó en efectivo, un Mercedes o una moto.

La sentencia ordena el comiso de todos estos bienes provenientes de las ganancias del delito y el embargo de fincas y otras propiedades para el pago de las multas impuestas. La Audiencia considera que no han podido probar las inversiones y operaciones que alegaron para justificar estos ingresos.

El fallo señala que la “versión exculpatoria” que Lars S.M. y M.A.N. hicieron en su segunda declaración respecto a que todo fue un encargo del entonces jefe de la Udyco –fue trasladado al poco de salir el caso a la luz– “no se sostiene”. También considera que sus manifestaciones durante el careo en el que insistieron en esta tesis y además se inculparon uno al otro merecen “ínfima, por no decir nula, credibilidad”.

Respecto al papel de sus parejas, considera que “la cantidad” de huellas y restos de ADN de Violeta S. hallados en varios de los falsos paquetes “echa por tierra” su versión de que los tocó “accidentalmente” y niega que desconociera su destino. “Nadie de modo gratuito realiza esa cantidad de paquetes, cuya confección llevó horas de arduo y penoso trabajo sin saber para qué” dice el fallo, a no ser que “estuviera exclavizada” por su marido. La mujer de Lars S. solo es condenada por colaborar a “ocultar el incremento patrimonial” de éste. 

Guardada sin orden y sin seguridad

El caso del robo continuado de droga incautada y almacenada durante años -la sustracción comenzó en 2006 y había alijos de 2003- en el calabozo número 6 de la Jefatura Superior de Policía provocó al descubrirse una cascada de reacciones sobre la custodia y destrucción de las aprehensiones.

Los jueces debatieron sobre la agilización de la destrucción de la droga o la conservación solo de parte de las aprehensiones como prueba y la Fiscalía dictó una circular con instrucciones al respecto. El Gobierno central anunció la creación de un nuevo depósito en el parque móvil ministerial de La Palmera que tardaría "dos o tres años" (lo anunció en 2009).

No solo no ha habido grandes cambios sino que en marzo de 2012 se repitió un robo de 31,5 kilos de cocaína, esta vez en el Instituto de Toxicología, que no se esclareció -los tres detenidos iniciales fueron liberados sin cargos y la causa se archivó- y la pasada Nochevieja mientras daban las campanadas robaron una tonelada de hachís en la Aduana de Huelva, aunque en este caso sí hay 13 detenidos.

En su sentencia, la Audiencia Provincial de Sevilla alude en varias ocasiones a la falta de seguridad del calabozo donde se guarda la droga en la Jefatura de Policía de Sevilla. "La ínfima seguridad de dicho calabozo y sus aledaños es patente, ya que carecían de cámaras de vídeo, incluso el calabozo carecía de luz, por lo que los funcionarios para ver el contenido de los paquetes de droga tenían que utilizar una linterna, extremos que facilitaban la clandestinidad necesaria para realizar los cambios de paquetes".

El fallo subrayaba que la droga se guarda "de una manera desordenada", que las tres llaves para abrirlo son "accesibles" y en una de las ocasiones en las que Lars S.M. tuvo acceso a ellas por su trabajo pudo "hacer un molde o salir a la calle y realizar directamente una copia".

La Audiencia recuerda que en los fajos hallaron muchas huellas y los agentes declararon que no usan "guantes".

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