El anunciado en campaña y esperado primer paquete de medidas concretas del PP contra el principal problema de la ciudad, el paro , pasó sin pena ni gloria. El documento, sin dotación presupuestaria y sin apenas medidas concretas se aprobó por vía de urgencia, cuando el pleno ya languidecía, entre insultos y acusaciones de una bancada a otra y tras siete horas de debate. Ni siquiera el gobierno local se esforzó en poner en valor la que debía ser su primera gran apuesta que fue sustituida en el orden del día por el debate sobre la carta de Zoido a Griñán.
La escena es paradigmática. Primero, porque demuestra que el PP o no quiere por la proximidad de las elecciones generales y autonómicas, o no puede por la precaria situación de las arcas municipales, empezar a desarrollar ya su propio modelo. El que votaron 166.040 personas. "Me encantaría partir de cero, pero no podemos. Lo primero es arreglar los problemas. Menos mal que no todos gobernamos igual", admitió ayer la delegada de Hacienda, Asunción Fley, quien, tras asumir su "error" al suprimir la partida para pagar la cuota de la FEMP en el marco de la política de recortes, denunció que sus predecesores debían a la FAMP 387.865 euros por facturas pendientes desde 1998. Y a veces estos reproches, pasan a ser amenazas. "Con todo lo que nos queda aún por ver, señor Torrijos", amagaron en varias ocasiones desde el PP.
El reparto de papeles difícilemente sale del pasado. PSOE e IU defienden el legado de su gobierno -aunque distanciándose de sus errores- en una "reedición de su alianza", según el PP. Los populares, por su parte, tratan de moverse en la misma indefinición que mantuvieron durante años: cambiar las cosas -como las políticas de bicicleta, las de vivienda o las de empleo-, pero al mismo tiempo negar una brusca ruptura con lo anterior. La Oficina de la Bicicleta se va, pero se promocionará "más que nunca" este medio de transporte; Otainsa desaparece, pero habrá más pisos sociales; la plantilla de Urbanismo se reduce, pero será más eficaz... Pero aunque el anterior mandato esté siempre presente, la nueva realidad es otra. Es la que describió el edil del PP, Maximiliano Vílchez: "Ustedes -a PSOE e IU- defienden su gestión y dicen que tenían amplio respaldo social. Pero yo miro a un lado del salón -20 ediles del PP- y al otro -13 de la oposición- y no veo ese apoyo".
Y en esta distribución de los guiones el Pleno continúa su peligrosa deriva agravada por sesiones que se prolongan hasta más allá de las cinco de la tarde, con mudanza incluida ante un desalojo por el inicio de las primeras bodas. "Hay que reformar, cambiar el reglamento", resumía Espadas, en una de las múltiples declaraciones ante los medios que se sucedían en los pasillos. Sobre la mesa ya hay propuestas: como realizar los debates en dos días, como el Parlamento andaluz, o celebrar un debate sobre el estado de la ciudad todos los años -el primero será en junio de 2012-.
Pero eso será a medio plazo. De momento, en la puerta del Ayuntamiento empiezan a aflorar las protestas -ayer fueron los responsables de los huertos urbanos- y en el interior surgen las enemistades. Torrijos sigue siendo el que más cosecha. Por un lado las tradicionales. "Se acabaron las extorsiones y los maletines", le espetó el edil del PP Gregorio Serrano al que el portavoz de IU contestó: "La próxima vez me lo tendrá que decir en otro sitio. Es un asustaviejas de la política". Y, por otro, las nuevas enemistades: como la que se abrió tras tres enfrentamientos con el presidente del Pleno, Javier Landa.
