Cultura

Danza en espacios monumentales

Un año más, el Mes de Danza permite al público disfrutar de las producciones más contemporáneas en entornos de postín de la ciudad.

el 15 nov 2009 / 21:13 h.

Llevar la danza a la calle, alejada de cualquier artificio, fue el reto que desde sus inicios asumió este festival de danza, único en su género. Con ello se consigue, por un lado, dar a conocer la danza a todo tipo de público y, por otro, propiciar un rico e interesante diálogo entre la danza y algunos espacios monumentales que, en nuestra ciudad, son hermosos y abundantes.

Así, este pasado fin de semana, cuatro compañías han llevado sus propuestas a espacios tan monumentales como la sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) o la Puerta de Jerez.

Abrió el turno el sábado por la mañana Teresa Navarrete en la capilla del antiguo Monasterio de Santa María de las Cuevas con No levanto polvo al caminar. Más que danza, se trata de una performance que indaga sobre la necesidad de abrir nuevas trayectorias.

Ataviada con un vestuario de calle, zapatos de tacón incluidos, y con un termo en la mano, la coreógrafa catalana colmó el espacio de inquietud y desparpajo.
Tras ella, María Ángeles G. Angulo y Marío G. Sáez, integrantes de Erre que Erre, nos trajeron No sólo (de neuronas vive el hombre enamorado) que, como su nombre indica, lleva a cabo una reflexión corporal sobre las relaciones de pareja. Así, bajo una mezcla musical de corte tecno, los dos intérpretes fundieron el lenguaje de la danza con el recinto místico de la iglesia del antiguo monasterio para elaborar un paso a dos desbordante de ductilidad y limpieza.

Por la tarde, el espacio elegido fue un retrete de un bar situado en la plaza de José Luis Vila que ha conformado, sin duda, el paisaje más insólito que hasta ahora habitara el Mes de Danza.

En ese ámbito, tan reducido como claustrofóbico, pudimos asistir a una serie de performances protagonizadas por Juan Luis Matilla y Francisco Torres agrupadas bajo el título Tuve que hacer el amor por cortesía. Lo exiguo del espacio lleva al intérprete a elaborar una danza agresiva y arriesgada que, junto a la chirriante banda sonora y la cercanía corporal, encogió nuestros corazones.

Para terminar, la compañía francesa Ex Nihilo representó ayer domingo en la Plaza Jerez su obra Los bancos, una propuesta de calle concebida para un paseo al aire libre rodeado de asientos.

Se trata de un larga performance (de dos horas) que lleva a sus cuatro integrantes a pasear su gracilidad alrededor de la plaza.

Así, mientras disfrutaban de de la más que cálida luz otoñal, los que por allí pasaban se vieron sorprendidos con la presencia de un señor que situaba bolsas de plástico a su lado mientras realizaba todo tipo de figuras y movimientos ondulantes sin una música de fondo, al igual que sus tres compañeras, repartidas en diferentes esquinas junto a unas grandes bolsas de plástico, empeñadas en revolcarse alrededor de un sinfín de tapones de plástico, dibujando formas imposibles.

Al final, sin saber muy bien cómo, las bolsas acabaron llenas de bocatas. Es lo que tiene ser un artista en la calle.

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