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De Lopera que hable la justicia

El ex consejero delegado del Betis ha reaparecido esta semana para proclamar su inocencia mientras sus abogados no hacen mas que tratar de retrasar los juicios.

el 01 nov 2014 / 13:14 h.

lopera-juzgado Manuel Ruiz de Lopera, a la salida de los juzgados. (Foto: Paco Puentes) Las fechas de los juicios sobre la culpabilidad del concurso, la titularidad de las acciones y el fin de la instrucción del proceso penal se acercan y Lopera, como se presumía, ha vuelto a salir a la palestra para tratar de agitar el patio y marear al personal. Un día filtra su disposición a pactar con quienes le acusan para acabar con el desgobierno en el Betis y al siguiente sus abogados niegan la mayor y rechazan «la menor voluntad de alcanzar ningún tipo de transacción judicial con las acusaciones insolventes que a día de hoy ejercen la acusación». En el juego del trile fue en su época el rey, pero ya está más que calado por la inmensa mayoría de los béticos y la justicia lo tiene contra las cuerdas, a la espera de varios juicios que le pueden suponer  multas millonarias, inhabilitaciones de varios lustros y hasta penas de cárcel, pues ya cuenta en sus antecedentes con una condena firme de 15 meses  por defraudar a Hacienda que sustituyó por una multa de 4 millones de euros que a la postre pagó el propio Betis. O la absolución, que es lo que él contempla. En su última nota señala que «la infundada imputación que pesa sobre Manuel Ruiz de Lopera hace prever un resultado favorable» en el proceso judicial que se sigue instruyendo en el Penal 6. Si tanta confianza tiene en su inocencia ¿a qué vienen todas las trabas y triquiñuelas que están poniendo, él y sus colaboradores, para que se retrase lo más posible este juicio y los de la culpabilidad del concurso y la titularidad de sus acciones? Lopera está nervioso y sabe la que se le viene encima. Del juicio por la culpabilidad del concurso va a ser difícil que escape sin una cuantiosa multa –le piden 25 millones, de forma solidaria junto a otros imputados–, de ahí que las tretas para retrasarlo sean continuas, pues con una primera sentencia en contra será muy complicado que la Audiencia levante las medidas cautelares que le devolverían el control de sus acciones o parte de ellas, suyas o de Luis Oliver, que no se sabe bien si llegó a comprárselas ni qué llego a intentar comprarle, pues uno puede vender solo lo que es suyo y hay serias dudas de que gran parte de esas acciones lo fueran, como se dilucidará en otro juicio en el mes de marzo en el Juzgado de lo Mercantil, que también puede activar otras medidas cautelares que le dejarían sin la mayoría que ha ostentado durante 17 años. El caso es que Lopera ha detectado la división entre las partes acusadoras y el malestar general por la mala marcha deportiva del club –al que dejó en Segunda y con una losa de 90 millones, que hoy son 20– y quiere presentarse de nuevo como el salvador «para ayudar al Real Betis a enderezar y superar la desastrosa deriva que viene padeciendo». Pero ya es muy difícil que vuelva a engatusar a nadie, pese a los esfuerzos de sus partidarios por alentar esa idea.  Si quiere ayudar, que colabore con la justicia a que todo se aclare cuanto antes y demuestre su inocencia o asuma sus responsabilidades. Pero no debe tenerlo tan claro cuando le teme como una vara verde a que la justicia hable. Cuando lo haga, ya veremos quién pide borrón y cuenta nueva. La justicia es lenta, pero implacable. Y el que la hace la paga. Lo estamos viendo a diario.

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