Lo hemos dicho ya muchas veces por este mismo espacio (y lo volveremos a decir cuantas hagan falta): la carencia de imaginación del Hollywood actual es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la industria norteamericana del cine, enclaustrada como está en adaptaciones de cómic (la fiebre en la que estamos ahora mismo va a terminar por pasarle factura cuando la gente comience a cansarse de tanto superhéroe) y, sobre todo, en obstinarse en ofrecernos, a la mínima de cambio, el remake de una cinta de la que cada vez le separa menos tiempo.
Tales han sido los casos en los últimos meses de filmes como la excepcional Déjame entrar (cuya adaptación norteamericana conseguía algo inaudito, ser tan buena como la original) o la irregular Chloe. Y ahora le llega el turno a este The tourist, versión de la cinta francesa de 2005, El secreto de Anthony Zimmer.
En el filme, Zimmer es un consumado estafador que está en el punto de mira de todas las policías del mundo. Nadie conoce su aspecto. Sin embargo, en la carrera que enfrenta a todos los que quieren darle caza, hay alguien que juega con ventaja.
Se trata de Akerman (Bettany), un policía que sabe que Zimmer arriesgaría su vida por ver de nuevo a Chiara (Jolie). Un buen día, la joven se cita con el inaccesible delincuente, pero sólo recibe un mensaje de su parte.
Con el fin de confundir a sus perseguidores, Zimmer le pide a Chiara que aborde a un desconocido para que todos crean que es la él. Chiara le echa el ojo a François (Depp), un hombre corriente que acabará sumido en una auténtica pesadilla.
Entre manipulaciones, todos acabarán dándose cuenta de que, más allá de las apariencias, no son más que las piezas de un ajedrez que espera la llegada del gran maestro.
