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"Desde los conservatorios se boicotea la profesión de los músicos"

Pedro Vázquez fundó hace una déada la Orquesta del Aljarafe, ahora además, dirige la Compañía Sevillana de Zarzuela y está en China como asistente de dirección

el 30 sep 2011 / 19:49 h.

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El director de orquesta sevillano Pedro Vázquez trabaja en China en estos momentos.

La imagen de Pedro Vázquez (Sevilla, 1972) es la de un corredor de fondo nato. Hace diez años fundó la Orquesta del Aljarafe, un empeño en el que muy pocos creyeron y que hoy, pese a los vaivenes, está consolidado. Como director del Conservatorio de Sanlúcar la Mayor afianzó una manera de hacer distinta en la enseñanza musical. Hoy además de habérsele visto ya en el Teatro de la Maestranza es el director de la incipiente Compañía Sevillana de Zarzuela -la misma que abarrota el Centro Cultural Cajasol cada vez que se presenta- y mientras lee estas líneas, Vázquez se encuentra en China, trabajando como asistente del maestro Andrea Licata.

-Ser asistente de un director de orquesta dicen que es la puerta de entrada a la gloria...

-Mi encuentro con Andrea Licata fue gracias al Teatro de la Maestranza, de donde me llamaron para que trabajara con él durante las funciones de La Traviata que se hicieron en junio de 2010. Debí gustarle y desde entonces he viajado bastante con él haciendo las veces de asistente. Es un trabajo duro, en la sombra, pero ciertamente es el punto de partida para una carrera importante de director de orquesta.

-Y si mientras está por China el maestro Licata, sufre, pongamos por caso, una indigestión, ya sabe que le toca empuñar la batuta...

-Así es pero ¡Dios no lo quiera! Evidentemente, si enferma yo asumiría la dirección musical, por eso mi tarea reviste tanto peso. Pero ni yo ni ningún otro colega quisiéramos debutar en medio de una situación desgraciada.


-Cuando conversamos hace años estaba centrado en lo sinfónico... ahora sus intereses se encaminan a la música vocal.
-Es que a mí me ha elegido la ópera y la zarzuela. El repertorio es, en muchas ocasiones, el que te escoge y yo me he enganchado totalmente en parte porque también, lo confieso, me dejé engatusar.


-Pero también hay algo de ambición en su carrera. Podía haberse aferrado a su puesto de director del Conservatorio de Sanlúcar la Mayor...

-Hace dos años dimití como profesor del centro porque quería centrarme en mi carrera sobre los escenarios. Luego me llamaron con otras condiciones y acepté. Y si lo hice es, además de porque puedo compatibilizarlo, porque mi intención siempre ha sido la de hacer cosas en Andalucía. Creo en esta tierra y en su potencialidad. Respecto a lo de la ambición no le engañaré: uno va atando cabos, palabras, críticas, elogios y concluye que algo bueno debo estar haciendo cuando me va bien.

-Durante la anterior temporada dirigió en el Maestranza la ópera para niños Hansel y Gretel, título que repite en diciembre. ¿Pero por qué es tan difícil que le inviten para dirigir la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla?

-Me han visto crecer, y eso hace más complicado ganarse la credibilidad. Cuando estudiaba en el conservatorio yo era el único alumno que no me perdía un solo ensayo de la orquesta. Así que, hoy por hoy, no tengo ninguna prisa en poder dirigir la ROSS aunque francamente espero que me den esa oportunidad algún día.


-¿Por qué a la hora de la verdad le resulta tan complicado al músico de conservatorio dar el paso a la realidad de una orquesta sinfónica?
-Son dos mundos completamente diferentes. No debería ser así pero, para nuestra desgracia, lo es. Y aquí el problema proviene del modelo de educación musical que hay impuesto. Le contaré por ejemplo cómo en Estocolmo (Suecia) me encontré con un buen número de chavales que tomaban nota de todas las indicaciones. Allí me explicaron que cuando nos fuéramos ellos se encargarían de montar otra función de la ópera adaptada a su nivel de estudiantes. ¡Me pareció maravilloso! Aquí es impensable. Desde los conservatorios se boicotea el salto profesional de los músicos.


-Por esa razón inventó usted la Orquesta Sinfónica del Aljarafe, para dar a los jóvenes un marco pseudoprofesional en el que crecer, ¿no?

-Sí. Y me costó mucho que otros profesores lo comprendieran y le dieran el visto bueno. Todavía continúa el recelo. Y así viene pasando, muchas veces me encuentro con estudiantes de grados superiores cuyo nivel técnico es nefasto, desolador.

-¿En qué punto está ahora mismo aquella orquesta?

-Atraviesa un buen momento y un nuevo cambio generacional. Pero lo más importante: se la empieza a respetar. Este verano estuvimos en Huelva acompañando al pianista flamenco Dorantes y los músicos estuvieron una semana tocando ocho horas diarias. Trabajan mucho y ellos mismos se dan cuenta de que este es el único camino para obtener unos resultados excelentes.


-Usted estudió en San Petersburgo y en Frankfurt. ¿Nunca se arrepintió de haber vuelto al Aljarafe sevillano?
-De momento, no. Para estudiar en Alemania yo recibí una beca de la Junta de Andalucía y aunque parezca romántico lo que voy a decirle, me sentí en la obligación de devolverle a mi tierra la confianza depositada en mí. Como ya le he dicho, crear la Orquesta del Aljarafe fue un esfuerzo titánico, una lucha contra todas las circunstancia inimaginables. Y si nunca hubiera regresado tal vez mi carrera hubiera avanzado más rápido. No lo sé. No me paro a pensar esas cosas.


-¿Asumir la dirección musical de la Compañía Sevillana de Zarzuela no le parece un reto igualmente heroico con la que está cayendo económicamente?
-No lo he hecho por dinero. Es más, ni siquiera sé exactamente lo que me van a pagar. Eso no debería ser lo importante para un músico. Y sí, es un empeño por acabar con el bolo. Aquí se enseña al intérprete antes los derechos que las obligaciones. Además creo que en Sevilla hay ganas de zarzuela y nosotros podemos hacerla con mucha dignidad. Si el Ayuntamiento se implica y el Lope de Vega nos abre sus puertas como parece que va a hacer le veo mucho futuro. Esta es también una escuela de canto, un trampolín. De espacios como este salieron voces como la de Carlos Álvarez.

-¿Qué me dice de la Orquesta Joven de Andalucía? Le tienen aquí mismo y no le han llamado.

-No me siento con derecho de exigir nada pero sí con la total capacidad de estar ahí. Y seguro que en esta tierra hay buenos profesionales que están preparados para dar un paso al frente. Yo personalmente estoy en un punto en el que mis resultados me dan cierta potestad para hablar con firmeza de la realidad musical que contemplo.


-¿Pensó alguna vez en colgar el frac y dirigir con una camiseta ceñida de satén?
-Me gusta la elegancia y estoy cómodo con el frac. Creo que representa una forma de mostrar respeto al público. A mis alumnos no les dejo tocar con botines.

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