Cofradías

Día grande en el Tiro

La festividad de las Mercedes es «uno de los días más importantes del año» en Santa Genoveva. La dolorosa del barrio desciende de su altar para estar entre los suyos.

el 24 sep 2014 / 20:46 h.

Banco de alimentos para los más necesitados al lado de la Virgen. / Pepo Herrera Banco de alimentos para los más necesitados al lado de la Virgen. / Pepo Herrera «¡Me han dado una estampita! ¡Me han dado una estampita!». Perfectamente uniformados, ordenados en filas por cursos, algunos de los escolares más pequeños del colegio de Nuestra Señora de las Mercedes salían del templo llenos de alborozo a una avenida de los Teatinos engalanada con colgaduras de papel. En el interior de la parroquia de Santa Genoveva, los 300 alumnos del centro –con edades entre los 6 y los 18 años– acababan de cumplir a primera hora de la mañana con una de las tradiciones del año académico: celebrar la misa de apertura del curso a las plantas de la patrona del cole, la Virgen de las Mercedes, a la que, después de cantarle su salve, se acercaron para besarle sus manos antes de emprender el regreso a las aulas. La festividad de las Mercedes es «uno de los días más importantes» del año para la hermandad de Santa Genoveva, decía a pie de altar el hermano mayor, Javier Bonilla, mientras ayudaba a izar a los colegiales de menor estatura para que besaran las manos de la dolorosa que esculpiera Paz Vélez. Ayer Bonilla no vestía traje de chaqueta. «Esta es una tradición que implantó el recordado párroco Antonio González Abato con todos los colegios del barrio. Antes acudía también el colegio de los Alambres, pero al tratarse de un colegio público han dejado de hacerlo», explicaba ayer el que a la sazón es también jefe de estudios y profesor de Geografía e Historia del colegio de las Mercedes. «Hoy, comprenderás, vengo vestido de profesor...». Un 24 de septiembre en el Tiro de Línea es sinónimo de fiesta, de colas de carritos de bebés en el pasillo central de la parroquia, de antiguos vecinos de la feligresía que retornan desde barrios lejanos a la que fue su casa para reverenciar a su Madre celestial, de jornada de convivencia abierta y sincera en el bar de la casa de hermandad, de acordarse de la gente más necesitada de la collación dejando un kilo de alimentos junto a la Virgen... Santa_Genoveva_02Desde que a las diez de la mañana comenzó el besamanos de la dolorosa de las Mercedes, el desfile de hermanos, devotos, fieles y vecinos del barrio es incesante. Apoyado en un bastón, José León Acuña se pone en la cola que conduce a las plantas del presbiterio, a la par que recibe efusivos abrazos y saludos. A sus 90 años es toda una institución en Santa Genoveva. Ostenta el cargo de diputado mayor de gobierno perpetuo de la cofradía, un nombramiento honorífico con el que la hermandad quiso reconocer sus muchos años de servicio, en torno a cuarenta, en este puesto de responsabilidad. «Yo cogí la cofradía con 168 nazarenos a comienzos de la década de los 60 y la dejé con más de 1.800», explica este vecino de la calle Felipe II sentado ya en uno de los bancos de la parroquia después de haber cumplimentado a la Virgen. Han sido tantos los lunes santos en que recayó sobre sus espaldas la organización de la cofradía que «conocía de memoria el nombre del 90 por ciento de los nazarenos sin ordenador ni nada y sabía además dónde iba cada uno». José León entró de la mano de Antonio Lerate Cabrera en la junta de gobierno de la cofradía. «En los tiempos en que salíamos con 168 nazarenos había que tener mucha fe en lo que estábamos haciendo. No era normal que una cofradía saliera del Tiro de Línea y llegara a la Campana. Cuando nos recogíamos no sabíamos si aquello era un milagro». Y como leyenda viva que es de Santa Genoveva no falta en su boca un recuerdo al párrroco que fue principal impulsor de la coronación de la Virgen en 1972 y primera Medalla de Oro de la hermandad, Antonio González Abato. «Esta hermandad le debe mucho a don Antonio. «Recuerdo un Lunes Santo lluvioso en que la junta se reunió en su casa y acordó no salir. Pero al ver  el gentío que esperaba en la puerta de la parroquia, me cogió de la manga de la americana y me dijo: Señor León, ponga usted la cofradía en la calle. Y sin encomendarme a nadie, le hice caso. Ese hombre tenía gran poder de persuasión. Cuando entró el paso de palio en la parroquia, recuerdo que cayó el diluvio». A las once de la mañana, la parroquia se llena de bebés. Es la hora fijada para la presentación ante la Virgen de los niños nacidos durante el último año. Con solo 17 días de vida, Gala, «como la entrenadora de tenis que está de moda», regresa del altar en brazos de su madre Ana María. «Para mí es un orgullo, porque al igual que mi familia y todos mis hermanos, aquí en este templo nos hemos bautizado, hemos hecho la comunión, nos hemos confirmado y nos hemos casado». Pablo y Marisa, un matrimonio joven del barrio, también presentan a Mercedes, su niña de dos meses, ante el regazo de la Virgen. «Es como un rito de iniciación cristiana», dicen los padres rodeados de familiares y padrinos. Es 24 de septiembre en la avenida de los Teatinos. Día de fiesta en el Tiro de Línea.

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