Economía

«Diría que sí al recorte en los bolsillos de los grandes»

Dice acabar la legislatura con los deberes hechos. El consejero andaluz de Agricultura y Pesca realiza un balance de su labor, que no duda en calificar de "revolución silenciosa" . ¿Repetiría como consejero de Agricultura?...

el 14 sep 2009 / 21:53 h.

-¿Repetiría como consejero de Agricultura? ¿Sale escaldado o satisfecho?

-Repetiría. No sólo estoy satisfecho, sino muy ilusionado, pues creo que queda por cubrir una segunda etapa dentro del silencioso pero profundo cambio en el campo: culminar el proceso de situar a Andalucía en el marco de la competitividad de la agroindustria, hacer que la agricultura obedezca a las reglas del mercado y dar el último aldabonazo para una pesca sostenible e ir, pues, hacia un mayor desarrollo de la pesca artesanal.

-¿Lo mejor de la legislatura?

-Lo mejor, indudablemente, ha sido la política dirigida a la sostenibilidad, de ahí los acuerdos con Medio Ambiente y el liderazgo en agricultura ecológica. Y no olvido algo de lo que estoy feliz, y es que Andalucía lograra mantener su capacidad económica en la OCM [régimen comunitario de ayudas] del olivar, pues era un debate complicado, con España contra 16 países, y las paradas biológicas en el sector pesquero.

-¿Y lo peor?

-Los problemas del sector ganadero, en especial la lengua azul, que apareció en 2004, después desapareció y ha vuelto a aparecer en 2007 con una alta tasa mortalidad. Unos problemas que están ligados también a los altos costos de los cereales y piensos y a la pérdida de valor de las carnes en origen.

-¿No menciona Bruselas?

-En las OCM no han estado los problemas más complejos. Ganamos la sentencia del algodón y cada una de las reformas se han ido adecuando a nuestros intereses. Para el algodón, mantengo un acuerdo político con la comisaria de Agricultura, de manera que en febrero, así lo espero, la reforma tenga un plácet que, creo, situará al sector en condiciones de normalidad en la próxima legislatura.

-Usted cita con frecuencia la palabra reestructuración. En el azúcar, en el algodón, en el ovino. ¿No es preocupante?

-No. Es el momento. En el caso del ovino, es necesaria, pues hemos descubierto que las 4.000 explotaciones donde ha estado presente la lengua azul son pequeñas, con apenas 200 ovejas que pastan en menos de 30 hectáreas. ¿Por qué la reestructuración? Para que las explotaciones y los espacios sean más grandes, de forma que se evite la excesiva proliferación en los mismos entornos, que es lo que, por ejemplo, ha perjudicado a la Sierra Norte de Sevilla, y que se queden realmente los profesionales del sector. En el azúcar, la reestructuración viene determinada por su OCM, y hemos conseguido que Andalucía mantenga un 50% de su cuota remolachera, una fábrica y media de las tres actuales y que el ajuste se dé en el penúltimo año antes de la liberalización total del azúcar, de forma que tenemos una planificación de cara al futuro a partir de 2009. Por último, en el algodón no hay reestructuración, sino un debate no finalizado que puede llevar a una muerte agónica del sector o a una desaparición inmediata. Nosotros, en cambio, hemos escogido una tercera vía: ir a una producción en cuatro años, capaz de tener una estructura estable de fibra, en mercados con gran poder adquisitivo y no condicionada a la ayuda, sino al precio internacional del algodón.

-En esta legislatura, ¿con quiénes se ha llevado mejor, con los empresarios agroalimentarios o con los agricultores?

-Con los empresarios agroalimentarios me he entendido perfectamente, pero yo diría que también con las organizaciones agrarias. Con éstas hemos tenido un doble plano de entendimiento. Por un lado, concertando políticas. Por el otro, dando soluciones a sus exigencias, acordadas creo que casi en el 100% de casos. Es más, tenemos un ámbito de interlocución para que las organizaciones participen de otros servicios que necesitan sus agricultores, como el asesoramiento a las explotaciones, y que éstos no las utilicen sólo para la reivindicación.

-Pero parece que en los últimos tiempos las relaciones con las organizaciones agrarias han empeorado...

-En absoluto tengo esa sensación. Posiblemente, las relaciones entre ellas mismas sean más dispares y esto impide una posición común con todas y para todas las cosas. Es el caso del algodón, donde no estamos con ninguna, pero estamos con todas, porque lo más importante es mantener la producción, que es sólo donde coinciden Asaja, COAG y UPA.

-Imagínese escenario de 2013 sin ningún tipo de ayudas. ¿Sería la agricultura andaluza capaz de soportarlo?

-En el 2013 la agricultura andaluza tiene que ser competitiva y las ayudas no pueden ser condicionantes. Hoy no está preparada, pero nos quedan siete años. Quisiera matizar, no obstante, que Europa, en mi opinión, va a replantear sus políticas y la alta dependencia de las producciones de terceros países, como se está demostrando con los cereales o la leche. En este sentido, los europeos no demandan cualquier alimento, sino alimentos de calidad, y ahí Andalucía puede jugar un gran papel gracias a su apuesta por la agricultura ecológica e integrada, una agricultura de calidad y con lucha biológica, sin residuos, en las producciones hortícolas. Y el que Almería y Huelva, cuyos modelos se están implantando en algunas comarcas de Sevilla o Córdoba, se rijan por las reglas de juego del mercado y no por las ayudas demuestra que es posible una agricultura sin que la ayuda sea indispensable.

-¿Y diría que sí a un recorte de hasta el 45% en las ayudas para los mayores beneficiarios, tal y como plantea Bruselas?

-Diría que sí. En Andalucía tenemos a más de 200.000 que cobran menos de 100.000 euros. Es ahí donde está la base social más importante, mientras que tan sólo 207 superan los 300.000 euros. Si los 200 millones de euros de éstos se reinvierten en sectores andaluces, pensando por ejemplo en calidad, comercialización, innovación tecnología, etcétera, sólo estaríamos cambiando de bolsillo, pasando de un bolsillo que ni siquiera a veces es de los agricultores, sino de empresas que han comprados tierras y derechos de ayudas, al de la reinversión. Por ejemplo, de aquí a 2013, ese dinero podría reinvertirse para envasar más aceite de oliva, lo que perderíamos en ayudas lo ganaríamos en valor añadido. Eso sí, el dinero debe revertir para Andalucía.

-¿La Consejería debería cambiar de nombre?

-No. La agricultura representa todo, pero sí debe tener mayor vinculación con el desarrollo rural y crear una Dirección General específica para la ganadería.

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