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Disertación de vulgaridad

Hay cosas que no se acaban de entender en el Betis. Después de tres temporadas coqueteando de forma evidente con el descenso, Manuel Ruiz de Lopera, cual Sísifo del Fontanal, se empeña una y otra vez en cargar con la misma piedra. Defender la consistencia de esta plantilla es un ejercicio inútil.

el 15 sep 2009 / 10:29 h.

Hay cosas que no se acaban de entender en el Betis. Después de tres temporadas coqueteando de forma evidente con el descenso, Manuel Ruiz de Lopera, cual Sísifo del Fontanal, se empeña una y otra vez en cargar con la misma piedra. Defender la consistencia de esta plantilla es un ejercicio inútil. Un grupo voluntarioso y humilde, aplicado en el trabajo, pero sin la calidad necesaria para mantenerse en Primera con dignidad. Puede sonar algo brusco, pero es así.

En ese primer tiempo, donde saltó a escena un equipo sin Mehmet Aurelio, Emana, Edu o Mark González, más de lo mismo. Imprecisiones (Damiá), fallos defensivos increíbles (Casto, Ilic, Juanito y Arzu), errores en pases (Rivera), vueltas y vueltas sin sentido (Capi), impotencia (Pavone) y desgaste inútil (Xisco). Un pase de Juande y dos carreras defensivas de Fernando Vega, lo único destacable. Si Lopera considera que no hacen falta más refuerzos, allá él, pero da grima y hasta cansa reiterar por qué este Betis no se ha reforzado ya con al menos cinco o seis jugadores que le den un aceptable nivel competitivo. Es increíble que viendo lo que hay no se hayan hecho los deberes antes, con tiempo, con más sosiego, sin tener que llegar a la última semana con un petardo en el trasero por las prisas y poniendo de los nervios al entorno. Y si no hay dinero para fichar, que se diga, que no pasa nada, y si lo hay, pues a fichar. "El bético no quiere un equipo de campanillas", afirmó el pasado jueves el presidente Pepe León. Así le va.

El Betis volvió a ofrecer otra disertación de vulgaridad, las mismas sensaciones de equipo plano y condenado a instalarse en la parte baja de la clasificación. Un grupo calcado en sus defectos y con escasas virtudes. Llama la atención que fueran dos descartes del entrenador los que ofrecieran algunos detalles en la segunda mitad. Caffa y Babic aportaron algo de luz en esa oscuridad que atenaza al Betis, una penumbra que lo envuelve y que no da lugar a la esperanza.

Sólo queda encomendarse a que la llegada de dos buenos laterales, como pueden ser Nelson y Monzón o Pranjic, más la aportación de Nery Castillo, suban el nivel de un once donde Aurelio, Emana, Edu y Mark González no pueden coger ni un resfriado. Lo demás, aburre y aboca a un futuro tenebroso. Ojalá estas predicciones sean erróneas.

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