En casa, "tomando un cafelito" y con la familia alrededor. Es la forma "calmada, libre" en la que David Peña Dorantes ha concebido su nuevo trabajo discográfico, que aún no tiene título, ni comercialización discográfica, pero del que el músico de Lebrija asegura que es "una de las joyas de mi vida". Para la grabación de este álbum, el pianista abrió las puertas de su casa a unos invitados de lujo: las voces para sus composiciones, que gastan nombres como Enrique Morente, Arcángel, Miguel Poveda, Esperanza Fernández, El Pele, su padre Peño Peña y su tío Juan Peña El Lebrijano. A todos ellos los ha embarcado en un disco "bastante peculiar, que permite varias puestas en escena y muchos puntos de vista".
Y esto es, precisamente, lo que el joven músico ofrecerá esta noche en la clausura del brillante programa Los jueves flamencos de Cajasol, que echan el cerrojo a la temporada con la reivindicación del piano flamenco y de la investigación jonda con muy diversas formas de música. "Yo soy así, me gusta buscar, salirme del flamenco, volver... No lo puedo evitar", aseguró ayer Dorantes en un encuentro con periodistas antes de su recital de esta noche. "Personalmente, me canso del flamenco cuando no me salgo de ahí en mucho tiempo, tengo otras inquietudes, mucha curiosidad, ¿para qué voy a ir en contra de lo que soy? Tengo que ser honesto, ya sea para bien o para mal", reflexionó en voz alta el maestro.
Con estas credenciales y un título que es casi una declaración de intenciones, Sin muros ni cadenas, el espectáculo de esta noche contará con dos de las voces que ha recuperado para su disco, la de Arcángel y la de su padre, que interpretarán un repertorio basado en rondeñas, tangos, bulerías, romances y seguiriyas. Aún así, avisa Dorantes que el recital "va a estar basado en la instrumentación, que es sólo uno de los perfiles de este trabajo". Dentro de esta línea, destacan los músicos que acompañarán al pianista mañana: bandoneón, violín, contrabajo y guitarra. "Es la primera vez que introduzco la guitarra en una obra de mi creación", advierte el lebrijano.
"Es una cuestión de timbre", matiza. "El timbre de la guitarra se asemeja mucho al piano y no me hace gracia cómo suena, pero este guitarrista que me acompaña mañana (por hoy), Ricardo Moreno, suena a otra cosa, no es guitarra flamenca clásica, y le he encontrado un acomodo".
"¿Le gusta a su padre?", le pregunta maliciosamente un periodista, intentando responder, con este interrogante, el grado de atrevimiento que ha alcanzado Dorantes con este nuevo trabajo. "Sí, le gusta. No sé que hubiera respondido hace 30 años, pero ya sí, sabe que soy así y que no puedo cambiar", respondió.
