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Dura como el algodón

el 03 may 2012 / 14:31 h.

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La soledad, el desencuentro entre hombres y mujeres y la pérdida de la identidad ante una realidad fragmentaria son algunos de los males que definen nuestras modernas sociedades capitalistas. Es justo lo que denuncia esta obra, una singular comedia que se atreve a teñir de vísceras y sangre una historia de humor absurdo impregnado de ternura.

Se trata de una comedia tan loca como divertida, un hilarante monólogo con el que Ana Ropa y Guillermo Weickert hacen alarde de un auténtico dominio de las claves del teatro contemporáneo, un tipo de teatro que se regodea en mostrar al espectador que se encuentra ante un hecho de ficción, aunque impregnado de verdad. Y es que no hay nada tan verdadero como la resistencia de la protagonista de esta historia que, aunque absurda, nos pone delante una realidad con la que todos nos podemos identificar, esto es, una mujer tan tierna como el algodón que no tiene más remedio que endurecerse para luchar contra la soledad en una sociedad como la nuestra, donde el cuerpo y la imagen están por encima de todo.

La puesta en escena hace uso de un espacio escénico sencillo que mezcla elementos de corte naturalista con objetos y efectos claramente ficticios, como el juego de las sombras y las transiciones musicales. Con ello la obra consigue que el espectador se identifique con la protagonista aun cuando ésta no para de descolocarle. En ese sentido cabe destacar la capacidad de Ana Ropa para cambiar continuamente de registro dotando a su personaje de una humanidad que sobrepasa su discurso absurdo, hasta convertir al espectador en cómplice de su disparatada aventura contestataria.

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