Economía

«El aceite debe presentarse como el vino en el restaurante»

El director general de Basilippo tenía claro desde el principio que la manera de abrirse hueco en el mercado del aceite de oliva virgen extra era a través de la marca propia, huyendo de los graneles. Cinco premios internacionales avalan su decisión.

el 18 sep 2010 / 19:40 h.

Juan Antonio Morillo con la doble medalla de oro lograda en los ‘Great Taste Awards 2010

-Un aceite de oliva virgen extra con marca propia que triunfa en el exterior en un mercado donde los graneles son la tónica dominante. ¿Cómo arranca su proyecto?

-Queríamos darle una salida precisamente a esa problemática, a la venta a granel. Decidimos tirar con la marca en 1999. En la primera fase, optamos por vender el aceite como producto de regalo, pero pronto llegó a restaurantes y comenzaron a solicitarlo para incluirlo en sus cartas, por lo que empezamos a comercializarlo en formatos más grandes.

-¿La venta a granel nunca se la han planteado?

-Los precios que ofrecían por la producción eran ridículos, aunque no tanto como ahora. Nuestro caso concreto impedía utilizar esta fórmula, ya que por las características climáticas y el suelo, los rendimientos de nuestro aceite de oliva virgen extra ya de por sí eran muy bajos y los costes superiores. De ahí que decidiéramos diferenciarnos. Cuando se construye una marca las cosas no salen en el corto plazo, sino que hay que pensar de cara al futuro. Hemos conseguido lograr un prestigio, salir al exterior pronto.

-¿Cuántos productos tienen en el mercado?

-Empezamos con un solo aceite, Basilippo Gourmet, cuya materia prima proviene sólo de los olivos arbequinos de nuestra Hacienda Merrha y de los primeros días de recolección, por lo que la producción es tremendamente limitada. Después comenzamos a elaborar un producto con aceituna más madura. Normalmente, se espera a que lo esté mucho más para recogerla porque se produce más aceite, pero para nosotros ése no es el punto óptimo. Esto provoca que nuestras producciones sean menores. Actualmente, colaboramos con agricultores de la zona para controlar el proceso de producción para hacer un nuevo aceite, Basilippo Selección. Comercializamos otra variedad de aceite aromatizado con naranja.

-Habla de producción limitada. ¿A cuánto asciende?

-Producimos unos 30.000 kilos. En estos momentos vendemos el 60% en el mercado nacional mientras que el 40% restante se comercializa en el exterior, en países como Noruega, México, Canadá, Francia, Alemania y el Reino Unido. Se distribuye en tiendas gourmet y en restaurantes.

-¿Tiene suficiente para abastecer la demanda?

-Vamos haciéndolo todo muy lentamente y ha habido casos en los que los pedidos eran grandes y no hemos podido hacer frente a ellos. Tenemos claro que tiene que estudiarse cada campaña y que siempre es mejor que falte a que sobre. En verano hacemos las previsiones para ver cuánto producto queremos sacar. Este año vamos a ampliar las cantidades y somos optimistas, porque hemos tenido propuestas de EEUU y Japón.

-¿Qué supone recibir tantos premios en un espacio tan corto de tiempo para una empresa pequeña como la suya?

-Siempre he defendido que la importancia de los premios es relativa. Son motivo de orgullo, pero el mayor premio es que un señor llegue a un restaurante y le llame la atención tu marca. Para ello tiene que haber un vuelco cultural, porque actualmente no se muestra normalmente la enseña, aunque estamos consiguiendo que en algunos sitios se presente el aceite como el vino. Ésa es la mejor publicidad que se puede lograr. La participación en premios la hemos enfocado en el exterior, donde hemos conseguido ya cinco para cuatro de nuestros productos. Es complicado vender fuera, pero te atienden mejor si muestras estas credenciales.

-¿Cómo valora el mercado del aceite en Andalucía?

-Tiene el problema de la concentración. Hay pocas empresas que compran y muchas que venden. El problema básico es la cultura, hay veces que no se diferencia el aceite de oliva normal del virgen extra. El día que el consumidor eche para atrás un aceite en un restaurante se le dará realmente importancia a la calidad. Para apoyar esto, tenemos un Centro Cultural del Olivo, en el que explicamos a todo aquel que quiera acercarse las diferencias entre aceites. Además, a partir de octubre pondremos en marcha la Oleoescuela, para visitas de colegios, porque un niño que huela un virgen extra no se le olvida en la vida.

-¿Y la crisis?

-No nos afecta. Somos una empresa tan pequeña que no nos podemos permitir tener crisis. Siempre crecemos, año a año. Hemos notado, eso sí, que el volumen de pedidos por cliente en España ha bajado, pero ha crecido el número de destinatarios. En el exterior ha sido al contrario.

Perfil. Enamorado de la aceituna
Joven productor y olivicultor licenciado en Derecho, con el curso superior de Exportación por la EOI, Maestro de Almazara por el Ifapa, y con un curso de Alta Especialización de Elaboración de Aceites por el Instituto de la Grasa (CSIC), Juan Antonio Morillo tiene una filosofía clara: la difusión de la cultura del olivo a través de la comercialización de su propio aceite de oliva virgen extra Basilippo. La actividad promocional de su producto se hace en ferias, visitas a clientes nacionales y extranjeros y en su Centro Cultural del Olivo en la Hacienda Merrha, en la Campiña de Los Alcores (Sevilla). "Al final, se mete por medio una aceituna y acabas enamorándote de ella", bromea Morillo, que asegura que en su empresa lo artesanal y lo innovador van de la mano. "La recogida es artesanal, las botellas se etiquetan a mano y el rellenado se hace botella a botella, pero, por ejemplo, le inyectamos hidrógeno para extraer el oxígeno. Usamos la última tecnología", explica.

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