Sí, han leído perfectamente: el Real Betis Balompié, a pesar de sus dirigentes, está realizando este año, como casi todos, la gesta de su devenir histórica: el tenernos mucho más en vilo, desde agosto 2008 ininterrumpidamente, para saber si baja o no baja, que el Madrid y el Barcelona a sus aficiones para conocer cuál de los dos queda campeón, champión o faraón de las victorias nacionales y continentales.
Este Betis nuestro, el que tiene su escudo troquelado en varales de palios, esculpido en lápidas de tumbas y osarios en los cementerios, el mismo que cuelga de paredes de zapateros remendones, de casas de lenocinio (¡antiguo, Font, que eres un antiguo!), de talleres y en tiendas de campaña de Bosnia, Kosovo, Chad, Líbano, Afganistán e Irak; ese Betis y ese escudo están haciendo este año de lo que es de toda la vida: de Betis Balompié, ¿les parece poco?
A ver, hay equipos con más peñas, socios, abonados o más aforo que el Betis, pero ¿quién tiene su escudo, su nombre y sus pósters más esparcidos por todo el orbe mundial del globo terráqueo? En esto, goleada grande al Barcelona y a todos los que están debajo.
José María Font es abogado
