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El Betis pierde el liderato pero gana en madurez

El Betis se dejó el liderato en Las Palmas por culpa de un gol en el descuento, pero casi remonta un marcador contrario en inferioridad tras otra metedura de pata de Emana.

el 09 oct 2010 / 18:30 h.

El bético Emaná en un lance del juego.
El Betis perdió ayer en Las Palmas el liderato y su plaza en la zona de ascenso directo. También perpetró una primera parte regular tirando a mala, fue bailado a ratos por un chaval novel en el fútbol de altos vuelos, perdió a uno de los dos centrales que le quedaban en la plantilla, padeció una nueva metedura de pata de Emana y encajó un gol evitable en el descuento. Tal concatenación de miserias, sin embargo, no conduce necesariamente a una lectura apocalíptica. El Betis, como la temporada pasada en el mismo sitio y a la misma hora, volvió a dejarse dos puntos quién sabe si fundamentales en el último minuto, pero también se sobrepuso al baño que le propinó un rival por ahora directo, remontó (otra vez) un gol en contra, comprobó que su cantera va siendo más y más productiva conforme acumula minutos y, en definitiva, dio una lección de madurez (Emana no incluido) y saber estar táctico después de que el africano jugase en contra de su equipo y se autoexpulsase.

El partido, para ser sinceros, tenía una pinta horrible para el Betis en el intermedio. El conjunto verdiblanco desperdició tres manos a mano con Barbosa, dos de Caffa y otro de Miguel Lopes, pero también es verdad que la joven UD Las Palmas mandó su zaga al centro del campo para tirar la línea defensiva y el Betis aprovechó muy poco los muchos espacios derivados de semejante osadía táctica. El protagonismo de verdad correspondió a los que vestían de amarillo y a su nueva perla, Jonathan Viera, un chaval que hace lo que quiere con la pelota y con el rival. Hasta Guayre, quién diría que ya tiene 30 años, parece una década más joven cuando conecta con su imberbe compañero. Por suerte para el Betis, el daño sólo se redujo al gol del chavalín porque Goitia pudo con Guayre un par de veces y porque el asistente vio bien el fuera de juego donde todos vieron el 2-0 amarillo.

El choque parecía entonces una carrera entre velocistas y maratonianos. El Betis, descolocado y desarbolado por un rival rapidísimo, no tenía ni el balón ni identidad y Mel debió corregir muchos errores en el vestuario. Adelantó a Emana para que estorbase lo menos posible en el centro del campo, ajustó las incorrecciones defensivas del doble pivote y sobre todo de Miguel Lopes y metió a Ezequiel por Momo. El canterano hizo más en un minuto que el canario en cincuenta y el empate devolvió al Betis su forma de ser. El equipo de Heliópolis empezó a superar a su enemigo, noqueado, sin fuerzas y sin peligro (es decir, sin Viera), pero en esas estaba cuando Emana se autoexpulsó. ¿Fue riguroso el árbitro? A lo mejor. Pero si ya tienes una amarilla y el colegiado te prohíbe protestar, para qué empecinarte en discutir y estropear el trabajo de todo el grupo...

Todo el sentido común que le faltó al camerunés les sobró a sus compañeros en esa media hora larga que les quedaba. Hace no mucho, el Betis con uno menos habría sido un pelele y por supuesto no habría remontado un 1-0 en contra. Pero este Betis es otro. Tan bien se portó en inferioridad que hasta se atrevió a atacar... y encima marcó. Su problema es que aún quedaban cinco minutos y ya se sabe que en Canarias, tierra gafe para el Betis, el tiempo transcurre muy, muy lento. Sucedió hace poco más de medio año y se repitió ayer. Esta vez no fue Rondón, sino Sergio Suárez. Goitia le regaló el lado de la portería que más debía cubrir y los dos puntos y el liderato se le marcharon al Betis por donde en mayo empezó a írsele el ascenso.

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