La atmósfera de la Gran Sevilla se ahorrará 29,45 toneladas de monóxido de carbono sólo con el empleo de biodiésel como combustible en las flotas de los autobuses del área metropolitana. Es el resultado de un estudio encargado por el Consorcio de Transporte.
El estudio, al que tuvo acceso este periódico, calcula esta cifra como una estimación extrapolable a los 150 autobuses de las flotas existentes circulando con un combustible que contenga un 30% de biodiésel tras efectuar un experimento llevado a cabo con seis vehículos de tres empresas con diferentes grados de mezcla en sus depósitos. Esta reducción en las emisiones, concluye el estudio, "puede verse incrementada con un mayor porcentaje de biodiésel" en la mezcla.
El estudio contiene curiosidades sobre el funcionamiento de los motores, como que la reducción de emisiones resulta "más acusada" en el momento de la puesta en marcha del vehículo que cuando se encuentran circulando por la carretera.
Y es que cuando se efectuaron las mediciones, en el caso de los vehículos de Autobuses de Camas y Tranvías de Sevilla, que estaban efectuando su recorrido, la reducción osciló entre el 0% -en ralentí- y el 10% y el 18% en acelerado. Mientras, para los de la empresa Casal que participaron en el experimento los valores de la disminución de monóxido de carbono oscilaron entre el 35,7% en ralentí y el 16,6% en acelerado.
De todos modos, el estudio aclara que estos últimos vehículos se encontraban en la cochera, aunque se pusieron en marcha para calentar el motor minutos antes de la toma de datos. Este periodo de reposo está paradójicamente relacionado con una cantidad mayor de emisiones a la atmósfera: al arrancar el vehículo se expulsa mucho más gas que al ir ya circulando. Eso sí, la reducción de las emisiones dañinas gracias al empleo de biodiésel también es mayor.
El biodiésel tiene otras ventajas, ya que no emite dióxido de azufre y disminuye la concentración de partículas en suspensión emitidas de metales pesados, hidrocarburos aromáticos policíclicos y compuestos orgánicos volátiles, todos ellos perjudiciales para el medio ambiente.
