Somos como somos, y tras tanta demora, es lógico que le queramos poner nombre al niño, o a la niña. Casi todos comparamos, y con razón, la velocidad de crucero que lleva cualquier línea del metro de Madrid en comparación a la uno del de Sevilla. Sin embargo, nos olvidamos de la cantidad de trabas que se han ido acumulando cuando se iba perforando el subsuelo sevillano, en absoluto comparable al madrileño. Éste es más complicado y alguna que otra rueda de perforación se ha quedado en el camino. Por ello, tengo la sensación de que no se quiere dar una fecha de inauguración oficial por parte de la Junta de Andalucía, aunque algún que otro medio de comunicación se haya aventurado a hacerlo. Que será por todo lo alto, con la presencia de ministros, en plural, no lo duda nadie. Pero pretender sacarle al consejero la fecha del día D es misión imposible. Muy amarrado tendrá que estar todo, aunque políticamente esté OK, para que se corte la cinta. La seguridad manda, y los sustos deben quedar en el recuerdo.
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