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El cementerio de varitas mágicas

La campaña ha sido la más mustia de los últimos años, era como si el partido fuese
0-5 al descanso.

el 17 nov 2011 / 22:28 h.

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Si pudiera enchufarle música a esta página ahora mismo estaría sonando la fanfarria con la que Porky decía aquello de “eso es todo, amigos”. Pues eso, que hoy se nos acaba una campaña electoral que ha sido de las más mustias que servidor recuerda en los últimos años, la sensación estos 15 días ha sido como jugar la segunda parte de aquel Almería-Barcelona de hace un año, que acabó 0-8 pero al descanso ya iba 0-5: el que sabe que va a ganar está en sus cosas, al tran tran, y el que sabe que va a perder está tentándose la ropa para que al menos el saco de goles no sea del tamaño de la Torre Pelli, apelando a aquello de la dignidad y el pundonor para que no se termine de hundir la moral de la tropa. Y porque no queda bonito abandonar el encuentro antes de que acabe, que si no iban a ver.
Un indicador de lo tristona que ha estado la cosa es que prácticamente no se ha hablado de Sevilla. Bueno, en realidad el PP sí lo ha hecho para decir que su revolución empieza por aquí y el PSOE para recalcar que pensar en la derrota en esta provincia roza lo sacrílego, pero Sevilla ni se ha asomado a la campaña electoral. Ni se ha hablado de aquellos grandes proyectos que antes nos vendían, ni se han prometido carreteras ni trenes: el partido se ha jugado con las armas esenciales del empleo, la sanidad, la educación, la dependencia... Ha sido como un debate en el Congreso de los Diputados pero trasladado a Marqués de Pickman, por donde pasearon Juan Ignacio Zoido y Rita Barberá (vaya pareja, por cierto), o al Polígono de San Pablo, donde Alfonso Guerra se coló en la casa de unas señoras para regalarnos una de las fotos de la campaña, sentado con ellas tan ricamente en el sofá del salón.

Puestos a no haber no ha habido ni polémica salvo la que nos dejó el propio Guerra, que nunca se ha caracterizado por la sutileza. Por ello, y siendo fiel a sí mismo, arremetió contra la jueza Alaya en un tono impropio, basto y que, como se suele decir, no se hubiese empleado de haber sido hombre en vez de mujer. Vale que los socialistas se sientan víctimas de una persecución política por las curiosas coincidencias entre autos judiciales demoledores y momentos electoralmente delicados, pero el camino no es adentrarse en el terreno de lo personal para tirar la piedra y esconder la mano.

Volviendo a lo que íbamos, en esta campaña no ha habido ruido ni cuando el Gobierno abrió el pasado domingo el primer tramo de la SE-40, algo que en otra época hubiese formado un buen pollo por aquello del oportunismo electoral. Esta vez los del PP han estado en plan deja a los chiquillos que se diviertan con algo, los pobres, y para contraprogramar abrieron ayer el túnel del Tamarguillo pocas horas antes de que al presidente del Gobierno in péctore, Marino Rajoy, sólo le faltase entrar a lomos de un borriquillo en esta Jerusalén, tantas fueron las loas y alabanzas que recibió el nuevo mesías. Y eso que un rato antes había dicho lo de que esto de la Ley de Dependencia está por ver, lo que no es ninguna broma.

Pero estamos en un momento del encuentro en el que al PP ya le da igual que le lleguen al área, porque sabe que le podrán meter algún golito pero que no le van a remontar el partido. Y así el gobierno de Zoido no se corta en decir que aquí no pasa nada después del numerito de la comisión de investigación del Plan Centro, y tampoco tiene empacho en cargarse a unos días de las elecciones el Plan de Vivienda municipal que el propio PP apoyó en su momento y refrendó después. Es verdad que el equipo de Zoido se ha encontrado al llegar con este panorama, en el que no se le mete mano a estos pisos entre falta de dinero y tramitaciones eternas del suelo, pero no me negarán que da su repeluco eliminar un plan cuando a la vez se admite que hay 12.000 sevillanos apuntados a ver si les toca una VPO. Lo malo no es cargarse algo que no funciona, sino hacerlo sin poner sobre la mesa la opción que solucione el problema, proclamando que yo lo voy a hacer mejor pero sin decir cómo. Y lo peor es que tiene toda la pinta de que durante mucho tiempo no se van a acometer VPO nuevas, a ver si este gobierno nos demuestra de verdad que es un tópico aquello de que el PP apenas hace viviendas públicas allá donde tiene mando en plaza.

Así que lo dicho, eso es todo, amigos. Se nos ha ido la campaña más anémica en mucho tiempo, porque el personal bastante tiene con lo suyo y no está para muchas fiestas. Y como la cosa al descanso ya iba 0-5 se le ha perdido el interés al partido, tanto que parece que sale gratis hacer o decir cualquier cosa. Como, por ejemplo, que no se tienen varitas mágicas, cuando hace unos meses nos prometían un concesionario entero.

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