Cultura

El Cid indulta a un toro en Ubrique

El sevillano Manuel Jesús El Cid indultó ayer al segundo ejemplar de Fuente Ymbro en la corrida que se celebró en la plaza de toros de Ubrique, informa www.burladero.com. El de Salteras firmó una gran faena de principio a fin, desde el saludo de capa hasta los remates finales.

el 16 sep 2009 / 00:01 h.

El sevillano Manuel Jesús El Cid indultó ayer al segundo ejemplar de Fuente Ymbro en la corrida que se celebró en la plaza de toros de Ubrique, informa www.burladero.com. El de Salteras firmó una gran faena de principio a fin, desde el saludo de capa hasta los remates finales. Manuel Jesús ya dejó ver sus credenciales en el saludo de capa a la verónica, gustándose y meciendo los brazos.

Tras cumplir el toro en varas, el de Salteras protagonizó una faena rotunda, rompiendo al toro por abajo, respondiendo siempre el ejemplar de forma entregada. Hubo temple, ligazón y toreo grande al natural, barriendo la arena con la tela en series de mucha importancia. Por el pitón derecho acortó distancias el sevillano, atacando al toro cuando lo requería antes de cerrar por redondos de mucha firmeza y seguridad.

Otra oreja paseó del quinto, un toro incierto con el que estuvo siempre encima el sevillano, consiguiendo series de mérito con la mano izquierda, llevándolo tapado y con seguidad.

Una oreja cortó Miguel Ángel Perera del tercero, un ejemplar de buen fondo pero que se lesionó una mano, por lo que a medida que avanzó la faena fue mermando su embestida. Perera lo templó en el saludo a la verónica y después lo llevó tapado y seguro en la muleta, en muletazos a favor del toro de primeras para meterse, literalmente, entre los pitones en el tramo final. Una buena estocada puso en sus manos el trofeo.

Otra paseó del sexto, un ejemplar sin clase y violento, derrotando siempre, con el que Perera lo intentó y al que consintió. La violencia del animal hizo que enganchase a veces la muleta, pero la raza, el sitio y sobre todo una gran estocada, puso en sus manos la otra oreja y la salida a hombros.

Rivera Ordóñez abrió plaza destacando en un quite tras el tercio de varas y después en una faena de voluntad y ganas por ambos pitones, destacando la efectiva estocada que le valió pasear una oreja. El cuarto fue un ejemplar más violento, un punto bronco, con el que Rivera quiso y consiguió dos series al natural de importancia. Pero el fallo a espadas, con numerosos pinchazos, le dejó sin premio.

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