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El consejero que terminará el Metro

A fuerza de poner consejeros de Obras Públicas y Transportes, seguro que alguno terminará por cortar la cinta inaugural del Metro de Sevilla, con lo que se habrá puesto fin a las penalidades de los vecinos por donde discurre la línea del subterráneo.

el 15 sep 2009 / 07:38 h.

A fuerza de poner consejeros de Obras Públicas y Transportes, seguro que alguno terminará por cortar la cinta inaugural del Metro de Sevilla, con lo que se habrá puesto fin a las penalidades de los vecinos por donde discurre la línea del subterráneo. Espero que tal honor le corresponda al señor García Garrido, desde ayer flamante responsable de la cuestión. Vaya por delante la enhorabuena esperanzada que en nombre de los sufridores de Los Remedios le envío por este conducto.

Algunos ni siquiera recordamos ya cuántos años se ha llevado levantada la avenida República Argentina, ni sabemos tampoco cuándo terminarán los dichosos remates, ora un martillo pilón abriendo de nuevo la acera, ora una cuadrilla enjaulando las inconclusas bocas de la estaciones de Parque de los Príncipes y de Plaza de Cuba, tiempo en el que Ruiz-Gallardón hizo en Madrid ochenta kilómetros de Metro-Sur que ahí están. Pero olvidemos lo pasado, y preguntemos con espíritu constructivo al señor consejero cuál es el plazo definitivo para que arranque el tren, porque la verdad es que nos hemos perdido entre las fechas que daba cada dos por tres Concepción Gutiérrez del Castillo y las que luego rectificó, ampliándolas, la efímera consejera María del Mar Moreno.

Reconozcamos que las obras del Metro de Sevilla no están siendo lo que se dice un prodigio de eficacia y diligencia, por mucho que el resultado final venga a ser aplaudido por todos, especialmente por los millares de usuarios que tendrá. Desde mi balcón he seguido durante meses, qué digo, durante años, estas obras de nunca acabar, y sin ser un experto en construcción me parece que había días que los técnicos no sabían la hora que es, o lo que es lo mismo, que el esturreo de cachivaches y la desorganización reinante indicaba bien a las claras que los planos estaban mal hechos o que a los responsables les había tocado el título en una rifa.

La experiencia de la línea 1 del Metro sevillano debe servir a la Consejería para adoptar en adelante algunas determinaciones sobre las obras públicas en la ciudad: que no se empiece ni una mala zanja sin el correspondiente proyecto con todos sus avíos y que nadie ose autorizar el comienzo sin los dineros suficientes en el presupuesto. Por lo menos.

El nuevo consejero viene precedido por la buena fama de hombre riguroso y exigente poco dado a la parafernalia de la publicidad. Tiene hecha la mili como viceconsejero y debe saber muy bien lo que vale un peine hablando de obras y además públicas. Si el nuevo plazo que dé para abrir de una vez el Metro se cumple sin más dilaciones, estamos dispuestos a proponer su busto para sustituir el espantoso monumento que el señor alcalde ha mandado levantar en la confluencia de República Argentina con Santa Fe y López de Gómara (por favor Gómara, con acento en la ó).

Periodista. gimenezaleman@gmail.com

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