Siete muertos, incluído el atacante, y 18 heridos, ha sido el balance con el que se ha saldado el cuarto tiroteo perpetrado en EEUU en un centro educativo en una semana, que se produjo en la tarde del jueves en la Universida de Illinois, al oeste de Chicago.
Mientras se celebraba una clase de geografía en el salón de actos de la Universidad del Norte de Illinois, un hombre vestido de negro irrumpió en él hacia las tres de la tarde, y comenzó a disparar contra los allí presentes.
Cuatro personas murieron en el acto, incluido el atacante, y otras dos fallecieron posteriormente en el hospital, además de resultar heridas otras 18 personas.
El autor de los disparos, que portaba cuatro armas de fuego distintas compradas hace unos días, fue identificado como Steven Kazmierczak, de 27 años y era ex alumno del centro licenciado en sociología en 2006.
La policía confirmó que el joven, que no estaba matriculado este año, había estado bajo tratamiento psiquiátrico, pero que recientemente había dejado de tomar su medicación.
Por el momento se desconocen los motivos que llevaron al asesino a disparar indiscriminadamente contra los estudiantes y posteriormente a suicidarse. En el campus, sus compañeros y el rector, John Peters no se explican qué pudo pasar por la mente del joven asesino.
"No hay ninguna nota o amenaza que yo conozca", confesó el rector del centro, que señaló que Kazmierczak "era un muy buen estudiante por todas las referencias que tengo hasta ahora".
Además, el atacante no tenía historial policial, por lo menos cuando todavía asistía a la universidad de Illinois.
Apoyos.
El presidente de EEUU transmitió al rector del centro, John Peters, su apoyo y condolencia por el suceso ocurrido el jueves en esa Universidad. Por su parte, Peters agradeció los correos electrónicos de apoyo recibidos.
Bush definió lo ocurrido como "una situación trágica" y pidió a los estadounidenses que rezasen por las víctimas y sus familias.
Este es el cuarto incidente de estas características que se produce en una semana en EEUU.
Desde el año 2002, los tiroteos en centros educativos en territorio estadounidense suman más de un centenar de víctimas.
Hecho que aviva el debate entre la sociedad americana por la legitimidad de poseer armas y, sobre todo, por el estado psicológico de sus jóvenes.
