La tradición familiar y la vocación inducen muchas carreras militares pero, como recuerdan las campañas de reclutamiento, el Ejército es también una salida laboral.
Esa fue la motivación de la capitán María José Serrano para opositar en 1995 a los cuerpos comunes cuando terminó Derecho. "Por mi forma de ser, me gusta la disciplina y la jerarquía clara de autoridad. Además, el temario me resultó interesante", explica.
Tras pasar por un juzgado militar de Sevilla, como secretaria judicial y luego como fiscal, en 2006 ingresó en el gabinete jurídico del jefe del cuartel general de la Fuerza Terrestre, en la Capitanía de Sevilla, de la que depende el 80% del Ejército de Tierra del país.
En todo este tiempo no ha visto casos claros de discriminación por razón de sexo y continuamente asesora en cuestiones de maternidad, cuyos derechos dice que se "respetan escrupulosamente". Las eventualidades que se pueden presentar, en materia de infraestructuras o las dificultades de las embarazadas para cumplir con las maniobras se resuelven "lo más humanamente posible". "Los mandos cortan de raíz cualquier medida que pueda dificultar la conciliación y la maternidad", afirma.
Curiosamente, a diferencia de lo que ocurre en la vida civil, asegura que hay casi tantas solicitudes de hombres como de mujeres para la reducción de jornada por cuidado de hijos o personas mayores.
