El Gobierno de Sri Lanka no tardó ayer ni media hora en rechazar un anuncio de alto el fuego de la guerrilla tamil, que ocurrió en plena visita de un enviado de la ONU y horas después de que el Ejército ceilanés arrebatara a la guerrilla su penúltimo bastión.
"El LTTE (Tigres para la Liberación de la Patria Tamil) no está en posición de pedir ni exigir nada. Pretenden declarar un alto el fuego cuando hace tiempo que han hincado la rodilla", dijo a Efe por teléfono desde Colombo el secretario ceilanés de Exteriores, Palitha Kohona.
La guerrilla había anunciado minutos antes en un comunicado un alto el fuego unilateral y el fin de sus operaciones ofensivas en el noreste de Sri Lanka, donde se encuentra cercada por el Ejército en una pequeña franja costera junto a decenas de miles de civiles.